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Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

La Grieta

La grieta en versión alemana. Fuente: rpp

Cuando recibió el Nobel Doris Lessing, Harold Bloom declaró: "El trabajo de los últimos quince años de Doris Lessing es casi ilegible. Una ciencia-ficción de cuarta categoría" Rocío Silva Santisteban ha querido ver en esa frase una afirmación anti-feminista, pero al parecer no lo es tanto. La aguda crítica literaria Mercedes Monmany analiza La grieta, la última novela publicada de Lessing y traducida por Lumen, y concluye que es, en fecto, de cuarta categoría. La pregunta que hice entonces se reactiva: ¿por qué no darle el Nobel a un autor, sea hombre o mujer, que esté en plena vigencia en vez de otorgársele a una escritora que hace décadas dejó de ser interesante literariamente? La pregunta que la misma ganadora hizo es también pertinente: "¿Por qué la Academia, después de 30 años de desprecio, se acuerda de mí ahora? ¿Acaso mis libros son mejores ahora?"

Dice la reseña: "A lo largo de los últimos años, la escritora británica Doris Lessing (Kermansha, Persia, 1919) ha emprendido una progresiva y cada vez más virulenta empresa de autodemolición de antiguos fetiches ideológicos, los mismos que la hicieron célebre en su día. En concreto, ha tomado como cruzada personal rebatir o neutralizar un irritante, para ella, estatus inamovible de «icono del feminismo», adquirido desde que apareció en 1962 su obra mítica, El cuaderno dorado. (...) Toda esta furia de la diferencia que, según la autora, nos separa sin remedio al parecer a hombres y mujeres, y que es la base de toda su obra literaria, ya sea con el tratamiento revolucionario y feminista de sus comienzos, o antifeminista y conservador de estos últimos tiempos, parece haberse dado cita en su fantasía evolucionista La grieta, última de sus novelas publicada hasta el momento; fábula prehistórica o tosco y aburrido manual bastante rudimentario, literariamente hablando, de antropología conductista sobre los orígenes míticos de la sexualidad y las diferencias genéricas en los seres humanos.


«La anatomía es el destino; el género es absolutamente binario», diría la maravillosa, ella sí emocionante y experta autora de lo mejor de la historia de la ciencia-ficción, Ursula K. Le Guin, en la dura crítica que le haría a la novela de Doris Lessing. En la larga, previsible y aburrida serie de comportamientos arquetípicos y esclerotizados, de tópicos genéticos, se echa de menos la mano de la lúcida novelista y cuentista de otros tiempos o al menos de la memorialista de libros espléndidos como Un paseo por la sombra o Dentro de mí. Géneros literarios como la ciencia-ficción también requieren ser trabajados con emoción y con una mayor ambición de credibilidad. Lo expresó en su día el más acérrimo enemigo de la reciente Nobel de Literatura, Harold Bloom: «El trabajo de los últimos quince años de Doris Lessing es casi ilegible? Una ciencia-ficción de cuarta categoría». "

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