Más Rubenfeld
La belleza de Berlín y la estupenda compañía (Karla Suárez, Guadalupe Nettel, Edmundo Paz Soldán, Santiago Roncagliolo y Rosa, Ignacio Padilla, Amir Valle) hicieron que fuera imposible para mí terminar el libro, que había empezado en el primer desayuno berlinés, de Jed Rubenfeld. Lo tengo pendiente. Y más ahora que en El País aparece un artículo de Jacinto Antón donde comenta el enormísimo suceso que está ocasionando la novela La interpretación del asesinato, editada por Anagrama en España. Me falta tiempo para leer todo lo que quiero, ¿se los he dicho antes? ¿Les pasa a uds.?
Les dejo aquí la página sobre la novela.
Dice la nota: "La interpretación del asesinato, una rara, por lo feliz, mezcla de thriller, psicoanálisis e historia (historia del mismo psicoanálisis y del Nueva York de principios de siglo, con su arquitectura, su vida social, sus pecados y corruptelas), es poco menos que la novela de la temporada. Llega avalada por los 700.000 ejemplares vendidos en el Reino Unido y el millón en toda Europa. Su autor, un hombre atractivo de 48 años, con un aire que le sentaría muy bien a Hamlet (de hecho, ayer, al presentar su libro en Barcelona, explicó que lo encarnó en sus días de estudiante en la Julliard School), lleva el éxito con modestia no exenta de cierto estupor. Dijo que escribió la novela a instancias de su mujer tras el éxito de su último libro sobre leyes, "del que se vendieron seis ejemplares, cuatro en el ámbito de la familia" (ese humor irónico de Rubenfeld es palpable en la novela y proporciona muy buenos ratos). Escribir ficción, descubrió, "es mucho más divertido". En su excursión al Nueva York de 1909, el autor se enamoró de la ciudad y la época. "He querido que lo mismo le sucediera al lector, que participara de la vida de la ciudad en ese periodo". La visita de Freud, Jung y Ferenczi a Nueva York es rigurosamente histórica, como muchas de las conversaciones y vicisitudes que se narran, incluida la conspiración contra Freud de una capa influyente de la medicina de EE UU. "Muchos especialistas me han preguntado cómo he podido capturar la voz de Freud con tanta autenticidad. El secreto es que no he inventado casi nada". El retrato de Freud es fascinante y atractivo, casi entrañable. No así el de Jung, que aparece bastante ridiculizado. "Soy consciente de que lo maltrato, y cada semana recibo e-mails recordándomelo", suspiró. "Era una persona muy compleja, inteligente y perspicaz, pero hay verdades acerca de él que sus seguidores prefieren olvidar".
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