El señor Mercado
El escritor argentino Andrés Neuman, quien estuvo participando en Bogotá39, acaba de resumir en 15 ítems la relación de los escritores y el llamado "Señor Mercado". Lo publica el suplemento Ñ del diario "Clarín". Una relación tirante, provocativa, compleja, confusa, llena de malos entendidos. No sé si fue éste un texto que Andrés preparó para el evento (no hubo tiempo en leer textos preparados, en realidad, y menos aún sobre asuntos tan técnicos como el mercado literario) pero lo cierto es que es una buena lluvia de ideas para empezar a discutir sobre aquel demonio-vade retro-ven a mí que persiste en la cabeza de los escritores contemporáneos (y en especial, de sus suspicacez críticos).
Dice Neuman: "El problema de la cantidad, o la aritmética en casa: hay quien opina que el Señor Mercado obliga a demasiados escritores a producir (palabra horrible y errada: la literatura, incluso la literatura mala, no se produce, se escribe) una determinada cantidad de libros para no perder su lugar en la familia. Es posible que haya casos; aunque no creo que por ese camino se hayan frustrado grandes talentos. El mercantilismo, entonces, ¿significaría alta cantidad o baja calidad? Ambas cosas no son la misma ni se explican mutuamente. Si la cantidad fuese por fuerza en desmedro de la calidad, o viceversa, entonces Bach sería peor que Bruckner. Los prolíficos Tolstoi, Quevedo, Goethe o Sor Juana serían mucho peores que los parcos Rimbaud, Garcilaso, Camus o Tsvietaieva. Andahazi sería mucho mejor que Aira. Y Picasso sería un pobre diablo al lado de Vermeer (bueno, esto último dejen que lo piense). Creo que más bien se trata de una cuestión de necesidad íntima, de ritmo interior, una especie de frecuencia cardíaca. Por otra parte, la literatura de consumo rápido no es nueva y de hecho existe casi desde la imprenta: en el siglo XVII fueron las novelas de caballería, en el XIX fueron los folletines por entregas en los diarios, y hoy se llama bést-seller. Pero, ¿cómo se reconoce un bést-seller? ¿Por lo que vende? Entonces Cien años de soledad sería lo mismo que El Código da Vinci, o Saramago y Paul Auster (que arrasan en las listas de ventas) compartirían habitación con Paulo Coelho y Pérez Reverte. O, más paradójicamente, pensémoslo a la inversa: si un novelón edulcorado de execrable prosa fracasase en conseguir las ventas esperadas, ¿dejaría por eso de ser literatura de consumo?
También dice: "Sobre los forasteros de la casa: hoy en España se publican cada vez más autores latinoamericanos, en algunos casos incluso más que en sus propios países de origen. Pregunta malévola: ¿nuestro Señor Mercado está siendo para ellos una oportunidad o un aduanero? ¿Alguien que difunde o fiscaliza? ¿Alguien que une o divide? ¿Un síntoma de curiosidad o un intento de canon? Se acepta toda clase de respuestas educadas. "