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Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Domingo de Ramos

Domingo de Ramos en el bar Pizelli. Foto: Melissa Merino. Fuente: La República

La mejor definición de la poesía de Domingo de Ramos me la dio José Watanabe, quien lo admiraba mucho. Me dijo que la poesía de Domingo le parecía "despeinada", en contra del excesivo celo formal de una poesía moldeada pero sin nada que decir. Domingo de Ramos, poeta vinculado al grupo Kloaka de los 80, alimentaba el mito del poeta alcohólico y sin compromisos, al que se le podía ver bebiendo en los recitales y, una vez terminados éstos, durante la noche y toda la madrugada. Era el paradigma de poeta underground, y ese ritmo callejero lo traspolaba a su propia obra. Pero no más. Una enfermedad (Polineuritis) lo ha mantenido en cama por semanas, con un dolor intenso, y una vez de pie alejado del alcohol. Ahora él y su obra ingresan a una etapa más reflexiva. Lo entrevistan en la sección "Contracorriente" de El Comercio en una nota en la que, además, se citan poemas inéditos.

Dice la nota: ""El dolor te inutiliza, te animaliza, te pone elemental. El dolor es nada noble. Te produce una total infecundidad, ya no perteneces al ser humano, sino a la más primitiva animalidad", nos convence. Piseli se ha convertido en su refugio. Es un bar pequeño donde antes bebía cerveza y ahora toma agua sin prisa. Espacio de charlas ensimismadas o a gritos en que se somete, además, a un sentimiento encontrado. Por un lado dice darse cuenta de que no es alcohólico, que puede evitar el alcohol ("por supuesto, fea manera de comprobarlo"). Por otro lado, le produce nostalgia, conflictos internos. Con pesar en el rostro, el poeta Domingo de Ramos dice estar con la salud "entre comillas resquebrajada". (...) Su conciencia afirma que la enfermedad es producto de la cantidad de alcohol que ha bebido en su vida. Los nervios de los pies no obedecen y, si no se hace tratar, esto probablemente llegue a degenerar en una gangrena. Después de haber publicado ocho libros, de haber ganado el premio Copé en poesía y el premio Carlos Oquendo de Amat por poesía erótica en el 2002, de haber sido invitado a participar en diferentes encuentros de poesía en Francia, España, Alemania, Chile, Finlandia, entre otros países, Domingo afirma haber cambiado mucho. No puede beber. Ha modificado sus costumbres, su vida cotidiana. Sus amigos continúan y sus enemigos también. "Ya escribo otras cosas, más reflexivo, casi filosófico y más cercano a la muerte que a la vida". El baño del bar está cerca y no son pocos los que lo interrumpen. Cinco y media de la tarde y ya a algunos les cuesta entenderse. "Yo creo que la enfermedad es la coronación de toda una vida autodestructiva que he tenido. A partir de la enfermedad, esta vida que he seguido se detiene y yo me detengo, pero ya es muy tarde, porque la autodestrucción que he emprendido no se va a detener fácilmente. Está dejando huellas profundas, ese es el problema. El proceso autodestructivo, al cual me he metido durante 20 años, ha culminado en este mal".

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5:41 p. m.

Con esto me hice lector de Domingo de Ramos, me gusto el estilo, no conocía al poeta. Es difícil llegar poetas peruanos aquí en chile, peor en provincia, pero en fin, de ahi también lo interesante de tu blog. Saludos.    



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