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Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Alan Pauls lee a Puig

Alan Pauls en El placer de la lectura, en el marco de las actividades de la 20 Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2006 © Cortesía FIL Guadalajara/Jeremías Escudero

Me pregunto: ¿estará Alan Pauls enterado de los chismes de la farándula literaria peruana? ¿O es sólo coincidencia? Porque ayer en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires comentó a Manuel Puig en una conferencia llamada “La zona íntima” en la que explicó de qué manera los chismes, los secretos, las frivolidades, funcionaban en la literatura de Manuel Puig como un disparador para sus ficciones.

Dice el diario: “Pauls señaló que Puig es un escritor que, desde siempre, estuvo obsesionado con el secreto y la alcahuetería, las estrategias del hermetismo y de la delación. Lo que hizo desde su primera novela, La traición de Rita Hayworth, planteó, “fue atentar contra la intimidad: husmear, inmiscuirse, interceptar comunicaciones privadas, irrumpir en archivos personales, descorrer telones, restablecer verdades escamoteadas, sacar confesiones a la luz”. Su poética de la hipocresía y la transparencia, subrayó Pauls, es sólo una de las dimensiones de su literatura, “porque Puig es grande a la hora de saquear intimidades, pero nunca es tan grande como cuando las inventa (…) Lo que importa de ese frenesí no es tanto lo que consiguen sacar, el tesoro obsceno o desvalido que acaso desentierren, como el efecto nutritivo que ese flujo de vida ajena que monitorean tiene sobre ellas. Es prácticamente una transfusión, una verdadera transferencia de vida. La vida de la otra persona es alimento, sangre, elemento vital. La prodigiosa adicción al otro es uno de los leit motiv más persistentes en la obra de Puig”. Sus personajes centrales, propuso Pauls, no son curiosos: son vampiros. ”.

Silvia Hopenhayn, anfitriona y coordinadora ante el público de este evento, le preguntó si la obra de Alan Pauls tenía alguna influencia de Manuel Puig: “Para mí siempre fue una especie de otro absoluto. Ninguna literatura podría ser más remota a la mía. Creo que hasta hace muy poco siempre funcionó como un borde, una dimensión extravagante para mí. Es como la otra cara de mi papel. Puig es un escritor que me permitía hacerme preguntas y pensar problemas que de otro modo jamás encararía. Es alguien que me saca de quicio. Y eso me gusta, es lo mejor que me puede pasar: si no me sacaran de quicio no pensaría nada. Con los años esta relación de alteridad fue cambiando; aunque no diría que algo de mi trabajo se reconcilió con el suyo, sí encuentro, muchas veces, como que voy poniendo los pies en unas huellitas que encuentro en la arena y que, reconozco, son de Manuel Puig”.

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5:56 p. m.

“porque Puig es grande a la hora de saquear intimidades, pero nunca es tan grande como cuando las inventa (…)" Debe ser un escritor maravilloso Puig y tendre que leerlo.

Curioso por la similitud con Bayly, la diferencia entre Puig y Bayly estaria que en este, no inventa nada de nada y sus "historias" suelen saquear intimidades, pero nunca tan ruin como cuando las saca de la vida real...    



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