Paul Auster anuncia nueva novela
Paul Auster -y su tan citada bufanda roja- ha viajado hasta España para recibir un modesto, pero tremendamente significativo, galardón del Club Leteo de la provincia de León. Un premio de los lectores a sus escritores favoritos. Allá habló de la literatura mientras su novela Invisible, editada por Anagrama, se vende como pan caliente. Además, a pesar del éxito de Invisible, la máquina no se detiene. Ya tiene lista su próxima novela, titulada Sunset Purk, que se publicará en noviembre en EEUU, de la que solo adelantó que contará con múltiples narradores y el escenario será, otra vez, Nueva York. Dice la nota:
"Una pequeña fraternidad de hombres y mujeres solitarios, enclaustrados y maniáticos que pasamos casi todo nuestro tiempo encerrados luchando por colocar palabras en una página. Es algo demasiado arduo, demasiado mal pagado, demasiado lleno de decepciones para que, de otro modo, alguien acepte este destino". Así define Paul Auster el oficio de escritor. El novelista estadounidense, de 62 años, cambió ayer Brooklyn por León para recibir un premio sin dotación económica cuyos organizadores parecen salidos de su imaginación. [...] El novelista pasó más de una hora respondiendo a las preguntas del público. Le acompañaban su esposa, la escritora Siri Hustvedt y su editor español, Jorge Herralde, de Anagrama. El coloquio fue un repaso caótico y casi enciclopédico al universo de Auster: desde los motivos que le llevaron a escribir ("darme cuenta de que no sería jugador profesional de béisbol"), hasta el autor que más le ha inspirado ("tal vez Billy Wilder y su idea de que cuando estás eufórico debes escribir un drama y si estás deprimido, una comedia") pasando por Obama ("elegirlo fue lo mejor que ha hecho la sociedad estadounidense en mucho tiempo; ustedes, los europeos, no saben lo que significa no tener seguridad social"). Hubo además un buceo en su condición de escritor judío, que él zanjó así: "Me interesan mis raíces pero soy estadounidense de tercera generación. El hecho de ser judío marcó más a autores de primera o segunda generación como Saul Bellow". Auster aprovechó para revelar que el autor de Herzog nunca ha sido santo de su devoción: "Decidí darle una segunda oportunidad y metí un libro suyo en la maleta para venir a León. Empecé a leerlo y me quedé dormido. Tendremos que esperar a la vuelta".
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