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Yann Martel y la Biblioteca Martel

Yann Martel. Fuente: mcvicar

Hace casi dos años, en octubre del 2007, comenté la noticia del Booker Yann Martel y su decisión de mandarle libros por correo al Primer Ministro canadiense, el conservador Harper. Hoy me entero por el suplemento Ñ de que esa decisión sigue en pie. Ya se habla de la Biblioteca Harper, cuyos títulos pueden consultarse en la página que Martel ha creado para replicar sus envíos quincenales. Dice la nota:

¿Qué lee Cristina? ¿A quiénes leen Obama o Lula? Pocas veces nos cuentan qué leen quienes nos gobiernan, aunque a muchos nos interesaría saberlo, como manera de entenderlos mejor. Pero en el caso del primer ministro canadiense Stephen Harper, la atención ha recaído sobre lo que no lee. O, al menos, sobre lo que parece no haber leído. Desde hace dos años, cada dos semanas el jefe de gobierno canadiense recibe un libro por correo. Su remitente es el escritor Yann Martel, canadiense también y célebre desde que en 2001 publicó Vida de Pi. Hasta la fecha, el novelista le ha enviado al primer ministro conservador 64 libros, acompañados por una carta explicando su elección. Luego publica la lista y la correspondencia en el sitio "¿Qué lee Stephen Harper?" (http://www.whatisstephenharperreading.ca/). Hasta la fecha sólo han llegado cinco respuestas del despacho de Harper y ninguna de ellas escritas por él.

Pero ¿qué libros integran la Biblioteca Harper? La nota los califica como libros sobre el tema de la quietud:

Todos los textos reúnen una condición: según la lectura de Martel, giran en torno al tema de la quietud. El primero fue La muerte de Iván Ilich de León Tolstoi, que narra la historia de un juez que lentamente se da cuenta que se está muriendo. El resto de la lista, en su mayoría integrada por libros escritos en inglés, incluye obras clásicas como Julio César de Shakespeare, La metamorfosis de Franz Kafka o el Baghavad Gita, texto sagrado del hinduismo. También hay otros menos convencionales, como el libro infantil "Donde viven los monstruos" de Maurice Sendak o la novela gráfica "Persépolis" de la iraní Marjane Satrapi. El más reciente fue "Elegía" del norteamericano Philip Roth, en el que un hombre mayor recuerda su vida al tiempo que se va desgastando su salud. (...) Dentro de la biblioteca por correspondencia de Harper figura sólo un libro argentino. Se trata de Ficciones, de Jorge Luis Borges, enviado por Martel en la navidad de 2008. Paradójicamente, el novelista confiesa habérselo enviado porque nunca le gustó. Cuenta Martel que lo consideró una cuestión de inmadurez de sus años universitarios, creyendo que lo apreciaría al releerlo. Pero eso no sucedió: le parece que la literatura de Borges no se ocupa de las complejidades de la vida, sino que todo su universo gira alrededor de solitarios juegos intelectuales. "¿Y por qué le envío un libro que no me gusta?", lee la carta de Martel. "Por una buena razón: porque uno debe leer extensamente, incluyendo libros que no le gustan. Al hacerlo, uno evita la posible trampa de los autodidactas, que corren el riesgo de moldear sus lecturas para servir a sus limitaciones, de ese modo incrementándolas... La mente se enfrenta así a nuevas ideas insospechadas. Es decir, uno aprende tanto de los libros que le han gustado como de los que no."

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