El maletín literario canadiense
Así como existe el Maletín Literario chileno, también existe un Maletín Literario canadiense. Pero hay diferencias. Mientras que el chileno irá a la población, el canadiense está dirigido sólo a un hombre: el Primer Ministro de Canadá, el conservador Stephan Harper. Y mientras el chileno tuvo más de una docena de jurados para elegir los libros que se incluyen, el canadiense sólo tiene un jurado: Yann Martel, el canadiense que estará en Chiapas y que ganó el Booker con Vida de Pi. Martel ha decidido enviarle cada dos semanas, todos los lunes, un libro nuevo al Primer Ministro para ver si logra culturizar con mejores lecturas sus horas libres y sensibilizarlo. Hasta ahora no recibe respuesta, pero en la página web destinada a este propósito está a la expectativa. Por otra parte, John Ivison en The National Post no está convencido de que los libros sean los adecuados.
Dice Ivison: "The point is that Mr. Harper's reading list is probably much closer to the average Canadian's than the one drawn up by Mr. Martel. If the plan is to shame Mr. Harper for preferring John Le Carre to Jane Austen, it seems to have backfired. Canadians are unlikely to take kindly to being portrayed as consumers of the cultural equivalent of cheap Liebfraumilch and pickles on toothpicks by some Chateau Lafite Rothschildsipping lefty novelist, even if he does live in Saskatchewan. After all, who among us does not enjoy the guilty pleasure of cranking up Highway to Hell on the car stereo, before sending the kids off to bed with tales of Dumbledore's latest foot-tapping indiscretions?"
La lista de obras enviadas hasta ahora, algunos títulos excelentes, incluye: El principito Antoine de Saint-Exupery - Matar a un ruiseñor de Harper Lee - Maus de Art Spiegelman - Los Watsons de Jane Austen - Miss Julia de August Strindberg - Short and Sweet: 101 Very Short Poems edited by Simon Armitage - Buenos días, Tristeza de Francoise Sagan - By Grand Central Station I Sat Down and Wept de Elizabeth Smart.
Etiquetas: canada, NOTICIA, yan martel
No se por qué, resulta extraño pensar en un político que disfrute de la literatura. Al menos, en Perú.
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