Buscando a Japón
La única persona con la que he podido conversar acerca de mi disgusto ante la película "Perdidos en Tokio" es con Mario Bellatin, quien está de acuerdo conmigo. Todos los demás adoran esa película de la Sofía Copolla, que me parece mal actuada, posera, racista y encima con final hollywoodense. Quizá si en vez de Scarlette Johanson hubiera aparecido Kate Winslet la salvaba, pero ni eso. Por las mismas razones, tampoco me gusta Estupor y temblores de Amelie Nothomb, que tantos adoran (recuerdo la casa de Ednodio Quinteros en Mérida llena de libros de Nothomb). Qué difícil es hablar de Japón desde Occidente sin caer en lugares comunes. Quizá la única forma de hacerlo es, justamente, tratando de no rehuirlos. Por eso, el libro de viajes de Peter Carey Equivocado sobre Japón, por más que tenga pocas pretensiones, da en el blanco. Lo dice así Rodrigo Fresán en el ABCD las letras:
Para el padre, Japón -«el verdadero Japón»- es «templos, ceremonia del té, kabuki». Para el hijo, el auténtico Japón que a él le interesa -«Nada del verdadero Japón. Tienes que prometérmelo. Ni templos ni museos»- es la posibilidad de comprar cómics manga, ver cine anime y «comer pescado crudo y cosas viscosas y conocer al hombre que hizo Godzilla». El hijo es Charley, un chico de doce años de Nueva York. El padre es el escritor australiano Peter Carey (Baccus Marsh, Victoria, 1943). Y juntos inician uno de esos periplos para fortalecer los vínculos de sangre y en los que, se supone, el adulto debe iluminar al joven, pero a menudo sucede lo contrario y comprendemos, por el camino, que «el viajar es así: la cosa más tonta se tiñe de un gran hermetismo y despierta un montón de preguntas que solo se plantean a medias antes de quedar olvidadas ante el empuje de otras nuevas. Los acontecimientos más mundanos se convierten en secretos misteriosos». Y está claro que Tokio es el lugar perfecto -el más paradisíaco de los infiernos o el más infernal de los paraísos- para que esto ocurra. Pero, desde el principio, queda claro -Carey así lo dispone- que nada de lo que se contará en Equivocado sobre Japón: El viaje de un padre y su hijo tendrá intenciones extremas o extremistas. No se encontrará aquí la locura gonzo y alucinógena de Hunter S. Thompson o las oscuras epifanías de vagabundos por tierras peligrosas de Denis Johnson o William T. Vollmann. Ni siquiera se nos ofrecerá la mirada obsesiva e insaciable de un nómada patológico como Paul Theroux. No: Equivocado sobre Japón es un librito -el diminutivo corresponde aquí a su tamaño y no a su dimensión- apto para todos los públicos, modestamente curioso, cómodo y, sí, ligero y amable y que Carey encara como lo que es: unas buenas y merecidas vacaciones.
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Es la primera persona que encuentro que piensa lo mismo de "Perdidos en Tokio"; los adjetivos que utilizas me parecen muy acertados. Lo de la Nobthom me parece más una reconstrucción a su gusto de Japón.
Un saludo, y gracias por la recomendación.
3:36 p. m.
Pero Ivan, no nos dice porque no lo convencio "Perdidos en Tokio", cuales son las razones de fondo para descarta esta pelicula, al margen de sofias coppolas y scarlettes johansons y de conversaciones con Mario Bellatin. De esta manera su blog podria leerse como una revista "Granta" ligera, digamos, y no como una Hola! del mundillo literario.
Slds.,
8:57 p. m.
Por mi sofia copola se podria quedar en su casa atendiendo los niños y dejar a su padre que haga el trabajo no es asi?
Coincido completamente con tu opinion
Diego Aler Peña
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