Un tándem perfecto
Un tándem ideal de reseñistas, que actúa en combinación perfecta (como si fuera la delantera de un 4-4-2 brasileño abstemio) es el que ha formado el suplemento ABCD las letras con Mercedes Monmany y Rodrigo Fresán. No me los pierdo nunca. Mercedes siempre atenta a los rescates literarios, los autores secretos y a la literatura de Europa del Este; Rodrigo atento a la literatura contemporánea extrema, super actualizado, siempre en lo último (en especial de literatura anglosajona), apasionado de la literatura de género y con una cantidad de referentes contemporáneos (que no abarcan solo la literatura) impresionante. Y ni hablemos de las diferencias de estilo entre los comentaristas, entre la seriedad reflexiva y el desenfado insspirador. Uno es el zorro, el otro el erizo. Ni quiero pensar cuánto gastaría en libros todas las semanas por culpa de estos dos si viviese en España.
En el último número, por ejemplo, Mercedes Monmany comenta la lectura de la novela La ciudad de las acacias de Mihail Sebastian (editado por Pre Textos), autor rumano de entreguerras célebre por sus Diarios. Dice:
Publicada en 1935, La ciudad de las acacias es una pequeña y delicada obra maestra sobre el traumático y melancólico fin de la adolescencia. Un novela que, desde la primera página, está impregnada de una envolvente y tórrida sensualidad, además de una audacia y libertad en su descripción de las escenas sexuales, que trae a la memoria maravillosas novelas como El trigo verde, de Colette (...) La descripción, en esta obra, atañe tanto a los altivos y claustrofóbicos «círculos divisorios» que establecen los grupos de adolescentes para defender su amistad del amenazante mundo exterior, como a los primeros y atormentados amores que se definen sobre todo por un caos indistinguible de violentos sentimientos encontrados. Una disparidad de sentimientos proveniente de movimientos sísmicos interiores, percibidos con «una intensidad desproporcionada», que oscilan entre fieros y orgullosos rechazos y ardientes entusiasmos. En torno a los adolescentes Adriana, Gelu, Cecilia, Buta, Lucretia o Elisabeta, que leen con pasión y con un gusto teatral por el patetismo a Anatole France y Las flores del mal, Sebastian narra de manera arrolladora y carnal el día a día de la entrada en la madurez, del fin de los sueños, de la rebeldía y de esas desasosegantes y bruscas transgresiones que se estrellan antes de haber emprendido el vuelo. Un fin marcado por un prosaico fatalismo que los entregará a todos ellos, casi sin excepción, a una sucesión elegida de «pequeñas miserias y pequeñas ambiciones», que sellarán definitivamente toda una época. Una época que «destruye la juventud y moldea los deseos hasta que la reduce, la mutila y la domestica».
Mientras tanto, Rodrigo Fresán se encarga de comentar la novela negra super famosa en su país, Out, de la japonesa Natsuo Kirino, editada recién por Emecé y que Fresán la imagina protagonizada por las Chicas Almodóvar. Dice Fresán:
Out -título con el que también fue publicada en japonés porque, según Kirino, evoca a la perfección la kakkiri dame o sensación de «no valer nada y de ya no tener nada que perder»- es una novela oscura y sin moral ni moralejas en la que las mujeres no son fatales sino fatalistas y donde, se intuye desde las primeras páginas, ninguna dispondrá de un extático acantilado en cinemascope desde el que arrojarse a la gloria y la leyenda o soñar con caer bien paradas. Es decir, están advertidos: los que busquen aquí la alegría delictiva de resueltas chicas sueltas estilo Thelma y Louise, mejor que pasen de largo y vayan a comer a otra parte. Los que se atrevan con un policial diferente que no por eso desatiende las necesidades y obligaciones de siempre, bienvenidos al lado más sombrío de los neones de una ciudad que nunca duerme porque se mantiene despierta haciendo pedacitos, masticando y tragándose crudos a muchos de sus habitantes. En una entrevista, Kirino -quien comenzó publicando historias de amor y admira a Flannery O´Connor- explicó que lo que a ella le interesa es escribir acerca de cómo reaccionan las personas normales enfrentadas a situaciones excepcionales: «Ese instante terrible en que alguien se descubre capaz de hacer algo impensable». Lo que lleva a Kirino y a Out -fenómeno de ventas, ganadora del más prestigioso premio de literatura policial y a la que algunos culpan del incremento de asesinatos made in Japan de maridos a cargo de cónyuges cansadas- a sentarse a la mesa de la autora que mejor narró todo eso: Patricia Highsmith.
Lo único malo, y es que no hay nada perfecto, es que en ese mismo suplemento del ABC la literatura escrita en castellano, ya sea española o latinoamericana, no esté en tan buenas manos. El desnivel es notable. ¿No podrán lograr sus editores un genial 4-3-3 de reseñistas aunque resulte una formación anticuada?
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