Punta Negra y comentario
Y ya que estábamos hablando de playas, Carlos Calderón Fajardo me comenta que la colección Underwood -que creó Ricardo Sumalavia y ahora está en mano de alumnos de la Universidad Católica- ha publicado un libro suyo titulado "Playas", que incluye relatos inéditos: "Playa ballena" y "Punta Negra", los cuales pertenecen a un libro inédito de quince cuentos donde cada cuanto lleva el nombre de una playa, generalmente playas de Lima.
Por otra parte, muy atinadas las reflexiones que hace Gustavo Faverón en su blog respecto a la división entre novelas "artísticas" y "sociales" que Carlos hizo en un post suyo en Porta9 que ha sido comentado en Moleskine Literario anteriormente. Dice Gustavo:
La nomenclatura, que recuerda la equívoca y ya desusada división de la poesía peruana en pura y social, no parece menos arbitraria que aquella: no es posible pensar en ambos grupos sin que sean más numerosas las excepciones que los textos que calcen perfectamente. Se trata de una clasificación impracticable porque el primer término (novela artística) está definido en el campo de la estética, mientras el segundo (novela social) está concebido en función de contenidos temáticos y aspiraciones de intervención en el debate político. Aunque la nómina de los contraejemplos es inacabable, bastará con decir que a La casa verde, acaso la más compleja construcción alegórica de la nacionalidad que se ha escrito en el Perú, no se le puede negar, a causa de su evidente resonancia social, el estatus de texto artístico, como sería injusto rehusárselo a libros como Conversación en la Catedral, La violencia del tiempo, País de Jauja, Redoble por Rancas, Ximena de dos caminos, Rosa cuchillo, La hora azul, etc., que también se distinguen por ser lecturas, totalizantes unas, fragmentarias otras, de una cierta realidad social peruana. Es más: si la clasificación es bipolar, y en esa bipolaridad se quiere recoger la totalidad de la novela peruana, bastará con apuntar que no toda novela que no es social es artística y que no toda novela que no es artística es social, para concluir que la nomenclatura bipartita de Calderón Fajardo es no sólo insuficiente sino a las claras inconducente. No se lo digas a nadie no se vuelve artística por no ser social, como no se vuelve social por no ser artística. Pero el error más notorio de la bipartición está no en la cantidad de ornitorrincos que genera (entre ellos, no pocas novelas de Calderón Fajardo, que uno quisiera clasificar a la vez en ambos campos), sino en la base sobre la cual se levanta, es decir, en la idea de que si un narrador quiere concebir su obra como una observación o una crítica o una intervención o incluso una plataforma desde la cual proponer ideas de carácter social, su obra inmediatamente abandona los linderos del arte y se vuelve otra cosa.
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¿Tus libros, Iván, son sociales, pertenecientes a la narrativa social peruana? ¿Explícame de qué manera lo son "Las fotografias de Frances Farmer", "El Viaje interior" o "La disciplina de la vanidad"? Ilustranos.
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