Murakami: lecciones de jazz
Conozco en el Perú al menos a dos escritores que son fanáticos del jazz y le han dedicado menciones en sus obras: Guillermo Niño de Guzmán y Alonso Rabí. Para ellos va este texto publicado en el suplemento ADN Cultura en la que otro fanáticos, Haruki Murakami, habla sobre el origen de su pasión musical y una lección literaria aprendida del genio Monk.
Dice la nota: "(...) casi todo lo que sé sobre escritura lo aprendí de la música. Quizá suene paradójico, pero de no haber estado tan obsesionado con la música tal vez no habría sido novelista. Incluso ahora, casi treinta años después, sigo aprendiendo mucho sobre la labor de escribir gracias a la buena música. Mi estilo está tan profundamente influido por los riffs libres y espontáneos de Charlie Parker, por ejemplo, como por la elegante fluidez de la prosa de Francis Scott Fitzgerald. Y sigo tomando como modelo literario esa cualidad de constante renovación que tiene la música de Miles Davis. Uno de mis pianistas de jazz favoritos de todos los tiempos es Thelonious Monk. En una ocasión, cuando alguien le preguntó cómo lograba extraer ese sonido especial del piano, Monk señaló el teclado y dijo: "No puede ser una nota nueva. Si te fijas en el teclado, todas las notas están ahí. Pero si deseas expresar esa nota lo suficiente, sonará distinta. ¡Debes elegir las notas que realmente quieras expresar!" A menudo recuerdo esas palabras mientas escribo, y pienso para mis adentros: "Es cierto. No existen palabras nuevas. Nuestra labor consiste en infundir nuevos significados y matices especiales a palabras del todo corrientes". Esa idea me resulta tranquilizadora. Significa que todavía nos aguardan grandes extensiones desconocidas, territorios fértiles que esperan que los cultivemos.