El imperativo Skármeta
El escritor chileno Antonio Skármeta, quien pronto se presentará en una universidad norteamericana, se refirió sobre el "imperativo ético" de los escritores. "Había que actuar contra Pinochet" sostuvo en un diálogo virtual en que dio respuestas con un lenguaje rimbombante y lleno de tópicos que bien podrían haber sido redactadas por el Neruda caricaturesco que le enseñó a escribir metáforas al cartero de Ardiente paciencia.
Dice el autor: "El escritor hace bien en participar en las tareas de la gente, sobre todo en tiempo de emergencia (...) Sería una vergüenza no haber actuado para terminar con una dictadura como la de Pinochet. Y también era para mí un mandato ético contribuir a la consolidación de la democracia chilena representando a Chile en Alemania, justo en el país donde actué cuando estaba en exilio. Este antecedente le dio una vigorosa autenticidad y credibilidad a mi trabajo como embajador. Superada la doble emergencia en sus caracteres negativos y positivos, mi absorbente pasión es sólo una: la literatura’’.
También dijo: ""Mi literatura es una entusiasta celebración del mundo y de su gente nacida de la percepción de nuestra extrema fragilidad y precariedad, lo que me lleva a mí, y a muchos de mis protagonistas, a gestos fraternales y amatorios. Estos gestos me crean la ilusión de que le doy una ráfaga de sentido a mi vida. El objetivo final de mi literatura no es plantearme objetivos sino navegar espontáneamente con mis personajes y mi imaginación hacia donde ellos me lleven. Por eso no hablo de un sentido, ni de un objetivo, sino de ráfagas de sentido solamente. Así se desarma el autoritarismo de un lenguaje unívoco y se filtran en la prosa los aires corales de la gente’’.
El gordito Skármeta, que es antofagastino como quien escribe, es otra de las marcas exportables de Chile, como Ripley, Falabella, Isabel Allende y Sodimac.
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