Norman & Mailer
En el ADN Cultura aparece una estupenda síntesis biográfica del recientemente fallecido Norman Mailer escrita por el periodista Pete Hamill. Ahí se divide la personalidad del polémico escritor en dos: Norman y Mailer. ¿A cuál de los dos leemos? ¿A cuál extrañaremos nosotros y a cuál sus amigos cercanos?
Dice la nota: "Siempre fue al menos dos: Mailer y Norman.
La distinción recordaba la manera en que el dictador cubano es llamado Castro por sus enemigos y Fidel, por aquellos que lo idolatran. Mailer era el hombre público; Norman, el escritor privado. Aunque yo era doce años más joven que él, y como periodista no era una amenaza literaria, Norman y yo fuimos amigos desde 1962, cuando nos conocimos en la pelea entre Patterson y Liston en Chicago. Fue alentador con mis ambiciones literarias y generoso a la hora de los consejos. Pero con frecuencia me encontraba incómodo en compañía de Mailer. No me gustaba la manera en que Mailer adoptaba, cuando bebía, un acento tejano, casi siempre el preludio de un súbito estallido de violencia. Su aviesa mirada azul, resplandeciente de veneno, convertía ciertos encuentros en un cúmulo de malestar. Como orador público ante auditorios grandes (contra la guerra de Vietnam, o en conferencias de prensa después de combates de box, o mientras se postulaba a alcalde de Nueva York en 1969) sus discursos digresivos y a veces obscenos deberían haber sido impropios del gran escritor. Cuando laceraba públicamente a los escritores estadounidenses contemporáneos, yo deseaba que Mailer se callara y se pusiera a escribir.
Yo quería a Norman.
En privado, Norman era elocuente, chistoso, siempre sorprendente y jamás violento. Conmigo nunca cayó en ese maldito acento tejano, tal vez porque intuía que yo no era el fiscal acusador, sino el permanente abogado defensor. Yo también era de Brooklyn, donde Norman había crecido, y él sabía algo sobre el estilo esencial de Brooklyn: no busques problemas, pero si llegan, desata todo lo que hay en ti hasta que el otro tipo esté en el suelo. Una cosa era que Mailer jugara el rol del tipo duro de Brooklyn en un cuarto lleno de críticos literarios, políticos o escritores; nunca lo intentó con alguien de Brooklyn.
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