Marsé cabreado
En la entrevista que le hace Juan Cruz a Joan Marsé, quien acaba de cumplir 75 años, aparece el autor más cabreado que cuando Jaime Bayly quedó finalista del Planeta en que él fue jurado. Pero dice cosas interesantes, como que está escribiendo un libro sobre su adolescencia que tiene como título provisional Aquel muchacho, esta sombra y da algunos datillos sobre cómo eligió sus títulos que siempre se agradecen.
Dice sobre dar entrevistas y el "puto país": "Ahora Marsé tiene una edad contundente, 75 años, pero aún mantiene el aspecto de un adolescente cabreado; en este momento preciso, cabreado con los obispos (sus felicitaciones de año nuevo, de su puño y letra, son caricaturas en las que los obispos hacen eslóganes sobre el valor de sus hostias), y enfadado con la vida, con los achaques del tiempo, con "este puto país". "¿Setenta y cinco años? ¡Si nací con 75 años!". Ya no va a dar más entrevistas nunca, es una decisión. "A partir de ahora", dice, "no quiero conceder más entrevistas, ni sobre este puto país, ni mucho menos sobre els bisbes, cardenales y demás ralea".
Y sobre su nueva novela: "En lo que lleva escrito, realidad y ficción se van juntando, hasta dar de sí una novela de raíz autobiográfica, como muchas de las suyas. "¿Qué va a salir? Y yo qué sé, puede salir un churro o una merina. ¡Ni el título está decidido!". Ahora está feliz, escribiendo, si le sacas de ahí y le pones delante un cuestionario o un micrófono le desvías del objetivo que en este momento tiene su vida, que es redescubrir a aquel chico de entonces. Un título hermoso. "¿Tú crees? Es provisional". Siempre tuvo títulos buenos. "No te creas, muchos me los regalaron. Por ejemplo, Si te dicen que caí es de Jaime Gil de Biedma. Le dije: 'Voy a titularla Adiós, muchachos'. Me miró y me dijo: 'Me gusta, pero parece un tango'. Y me dio ése, Si te dicen que caí. Es curioso, ha salido una edición en Italia, y la han titulado así, en español, Adiós, muchachos". Y ahí está La oscura historia de la prima Montse, bellísimo. "¡Es de Carlos Barral!". Últimas tardes con Teresa sí será suyo. "Sí, ése sí, se me ocurrió en París, una tarde, cuando estaba empezando la novela, y así siguió, hasta el final. El que no es mío tampoco es Ronda del Guinardó. Le puse Rosita y el cadáver, y todos pusieron mala cara en Seix Barral, hasta que Mario Lacruz halló ése, que le va muy bien".