Más libros para regalar
Si me gubieran preguntado a mí qué libro sugiero para regalar en Navidad hubiera contestado, sin duda, Calor de Bill Bufford, editado por Anagrama. A mí me lo regaló Jorge Eduardo Benavides y la verdad es que es un libro estupendo. Como lo venden en Lima, veré de dárselo a alguien bien envuelto para que luzca bajo el árbol. En "El Mercurio" hacen su lista de regalitos librescos. Por cierto, no me hago responsable de algunas sugerencias (como la del libro de Bertoni) que más parecen bromas de Jack Skellington.
PD.- El diario Babelia también da su lista para regalar, dividida en clásicos, libros de cine, fotografías, etc. Vale la pena revisar el número.
Ignacio Valente.- Recomiendo los Diarios de León Bloy, cuya recopilación completa he esperado por muchos años. No hay diario de vida que se le compare en la literatura del siglo XX.
Ernesto Ayala.- Bernardo de Alfredo Sepúlveda. Es la vieja historia de siempre pero contada con ganas, como si un amigo inteligente, escéptico y muy bien informado (y un poco cómico también) se largara a contar una historia en una sobremesa larga y apasionante. Una comida que no se olvida fácilmente.
José Promis.- El ataque contra la razón, de Al Gore. Aunque el ensayo aplica sus conclusiones a la crisis de la democracia estadounidense, sus hipótesis son perfectamente aplicables a la realidad social chilena, que atraviesa un período de farandulización similar al de Estados Unidos.
Pedro Gandolfo.- Menos que uno de Joseph Brodsky. Escojo este libro por su inteligencia, fuerza y belleza.
Luis Vargas Saavedra.- Como lo sumo en libro es dar lección para bien vivir y mejor morir, la lectura que más me ha colmado en el 2007 es Jesús de Nazaret, por Joseph Ratzinger, Benedicto XVI.
Álvaro Bisama.- Tres viajes de Francisco Mouat es un artefacto de cristalería fina. Francisco Mouat construye un texto que mezcla tres diarios de vida con su propia voz: el de un médico en Vietnam, un náufrago en medio de la fiebre del loco y una mujer enferma de cáncer.
Javier Edwards.- Mi elección recae sobre la última novela de Diamela Eltit, Jamás el fuego nunca, porque en ella la función literaria de la escritura alcanza un nivel excepcional.
Ignacio Rodríguez.- Rápido, antes de llorar, de Claudio Bertoni, es como la cerveza Cristal: único, grande, nuestro. Y además, refrescante, mareador, adictivo.
Camilo Marks.- Las Benévolas de Jonhatan Littell. Es una novela gigantesca y, a primera vista, puede parecer abrumadora. Sin embargo, presenta un despliegue narrativo incesante, una fuerza arrolladora y una inquietud ética omnipresente.
Ignacio Echeverría.- El rescate de este viejo y célebre título de Fogwill, Help a él, tiene, para cualquier lector, el impacto de una novedad. Sexo, drogas, coprofagia, gnosis y romanticismo: Help a él propone una reescritura psicotrópica de "El aleph", el ya clásico cuento de Borges, que sirve de base a un cóctel afrodisíaco que mezcla ecos de Nabokov, de Burroughs, de Bataille, pero cuyo sabor final es inconfundiblemente Fogwill: fuerte, seco, ácido, narcótico, excitante, adictivo.
Juan Villoro.- Pelando la cebolla de Günter Grass. . Un libro ejemplar, en la cuerda de las Confesiones de San Agustín o las de Rousseau: un hombre se inculpa para salvar la idea de lo humano.
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Gracias por esa ilustración sobre libros de Navidad
Desde Medellín, un abrazo
Francisco
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