El discurso de Lessing
Entre los "peligros" deshumanizadores de las computadoras y el internet y la situación de Zimbabwe, el discurso de Doris Lessing leído el 7 de diciembre por su editor Nicholas Pearson no ha dejado de tener gracia, en especial por el título provocador: "On not winning the Nobel Prize" (algo así como "Sobre no ganar el premio Nobel" dedicado a todos aquellos que, por su pobre formación al estar en países subdesarrollados o, por el contrario, vivir en un mundo saturado de información, no podrían acceder nunca a un gran nivel cultural. El discurso íntegro está en la página web de la Fundación Nobel. Y "Página12" hace un resumen. Hoy es la ceremonia -a la que no asistirá Doris por un dolor en la espalda- y la cena de gala (que, al parecer, no es la gran cosa).
Dice Página/12: "El hecho de recibir el Premio Nobel de Literatura a una avanzada edad no templó el carácter de Doris Lessing: con una dura denuncia de la falta de oportunidades de las personas en los países pobres y la mentalidad de desechar todo rápidamente que rige en la parte occidental rica del mundo, la escritora británica de 88 años presentó ayer su discurso poco antes de la entrega del galardón en Estocolmo. Lessing no participará en la ceremonia de entrega de premios el lunes por problemas de salud e hizo leer su texto en la capital sueca por su editor británico, Nicholas Pearson. “Somos un montón sobresaturado, nosotros en nuestro mundo, en nuestro mundo amenazado. Somos muy rápidos con la ironía y el cinismo”, señaló en el discurso, que lleva el sarcástico título de No ganar el Premio Nobel. “Estamos en una cultura que se está fragmentando, donde nuestras certezas de hace apenas algunas décadas son cuestionadas y donde es común que hombres y mujeres jóvenes que tuvieron años de educación no sepan nada acerca del mundo, no hayan leído nada, y sepan solo de alguna especialización u otra, por ejemplo, de computadoras”, indicó. Lessing destacó una y otra vez el hambre de lectura y formación que tienen los alumnos en países pobres como Zimbabwe, donde vivió un cuarto de siglo hasta 1949. Dado que en una escuela normal de ese país no hay dinero ni para tiza, y muchos menos para libros, las consecuencias son previsibles: “No creo que tantos alumnos de esa escuela puedan recibir premios”. Por el contrario, afirmó, se puede estar “bastante seguro” de que sí puede ser ése el caso de una conocida escuela de varones con bonitos edificios en el norte de Londres, que ella visitó en su calidad de escritora conocida. Según aseguró, allí no percibió ningún hambre por saber: “Seguramente todo aquel que da discursos recuerda ese momento en que mira y sólo ve rostros inexpresivos”.
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Iván, lo que me causa gracia del Nobel es que lo otorgan a alguien que ya tiene un pie en la tumba. Justo como en el caso del Papa.
Saludos,
http://malvisto.wordpress.com/
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