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Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Recordando a Juan Gonzalo Rose

Juan Gonzalo Rose cuando joven. Fuente: caretas.

La edición de "El Dominical" de hoy le rinde un homenaje a uno de los poetas más entrañables que ha dado el país: Juan Gonzalo Rose, miembro de la Generación del 50, autor de la letra de una de las canciones peruanas más hermosas que existen (el poema musicalizado "Tu voz") y fallecido hace más de 20 años. Entre los artículos, además de acercamientos críticos de Diego Otero, Ricardo González Vigil y May Rivas, destaca aquel donde algunos poetas peruanos (Abelardo Sánchez León, Rocío Silva Santisteban, Jorge Pimentel, Hildebrando Pérez Grande y Julio Heredia) recuerdan a Rose. Y una entrevista a la hermana del poeta, protagonista de uno de sus poemas más conocidos ("Carta a María Teresa")

Recuerda Abelardo Sánchez León: "Antes que dejara de beber por prescripción médica, Juan Gonzalo era simpatiquísimo. Era un poeta fino, amoroso, de versos breves. En una oportunidad se animó a escribir un libro de vertiente histórica, llamado Informe al rey y en otra uno de tono épico, llamado Las comarcas. Pero, en general, sus poemas eran como la brisa, susurrados, plagados de figuras poéticas. En una oportunidad se apareció en casa de mis padres llevado por Ivo Pérez Barreto, mi amigo de juventud y de incursiones nocturnas. Estaba deprimido. Necesitaba oír un disco en el cual un argentino declamaba unos versos de Walt Witman. Curiosamente, Juan Gonzalo necesitaba aspirar el vigor del poeta norteamericano. Oír esos versos donde se comparaba con Manhattan. "Ni por encima ni separado de nadie". "Quien humilla a otro, me humilla a mí". No quiero recordarlo sentado en el café cercano a la Residencial San Felipe. Lo prefiero en El Palermo, aquel bar vecino al Parque Universitario, conversando en voz baja, sonriendo para sus adentro, sobreviviendo a las tristezas gracias a su sentido del humor. En El Palermo nunca estuvo solo. Carlos Calderón Fajardo lo recrea en una reciente novela. Pepe Lucho González lo recitaba de memoria. Juan Gonzalo era lo máximo, imposible no quererlo. De niño, sin embargo, la poesía lo escogió a él y no lo dejó ser feliz.

María Teresa recuerda así sus últimos días: "Se pasaba horas y horas sin hablar. Cuando yo llegaba a visitarlo, mi mamá me decía: "Anda a hablarle a tu hermano". Se quedaba en la cama. Era muy depresivo (...) Creo que un poeta tiene que ser así. Él tenía una forma muy especial de mirar el mundo y entrar a su cabeza era algo muy difícil. Después de morir mi mamá se fue a una pensión que pagaba con el alquiler de la casa de Magdalena. Una vez me llama. "Me siento mal", me dijo, "pero no quiero que me lleves al hospital". Aunque sí lo hicimos y allí nos dijeron que tenía bronconeumonía. Se quedó internado. Como estuvo en cuidados intensivos, sufrió mucho. Cuando lo visitaban Magda Figuerola y Elena Bustamante, él les pedía que lo sacaran de allí."

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