Levrero en España
Dice la reseña: "El discurso vacío deviene la investigación de la nadería, de la profundidad alelada de la "bêtise", la reducción de las coordenadas vitales en la disminución de la trama. Y la intensidad, sin duda obtenida, es la intensidad de la detención en el acto contingente. ¿Cómo se puede escribir de este modo, es decir, sin escribir, ralentizando la escritura, suspendiéndola hasta la notación puramente eventual? El esfuerzo magistral de Levrero le lleva a iniciar la redacción y luego a retenerla: un esfuerzo tanto más prodigioso cuanto que se continúa. La narración se sigue inmisericorde, junto al empeño de evitarla, en una anti-intriga "llena" de minuciosos acontecimientos irrelevantes, una enunciación invertida o un rebobinado en hueco. Levrero fue un escritor múltiple, capacitadísimo, que pudo descubrir la influencia de un cuento de Faulkner, Breve idilio, en Los adioses de Onetti. La comparación no resulta muy original, pero sí cómo él la expuso: Onetti sería el inverso reflejo de Faulkner, porque lo reproduce desmantelándolo y lo fragmenta, mientras lo utiliza. Faulkner recordaría unos zapatos en el escaparate y Onetti, su uso ya en la calle. Levrero es, asimismo, el reverso "corriente" de Kafka sin su apariencia teleológica, una sombra manoseada de Camus en clave cómica: las botas desgastadas de la mayor literatura trascendente."
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