MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Handke quiere irse

Peter Handke, no te vayas. Foto: Gabriele Senft. Fuente: NRhZ

Reconozco que, pese a lo pólémico del personaje, soy un lector fanático de Peter Handke desde que leí en la universidad El miedo del portero frente al penalty, El chino del dolor y en especial Desgracia impeorable. Un gusto que, debo decir, no comparto con ninguno de mis conocidos que lo consideran denso o aburrido. Por eso, esta noticia me deja un poco desolado: Handke se plantea dejar la literatura.

Dice la nota: "El controvertido escritor austriaco Peter Handke se plantea dar por terminada su carrera literaria por considerar que ha dicho ya todo lo que tenía que decir en su vida. "Tras casi 40 años de desempeñar este maravilloso oficio, a veces pienso: has bosquejado, suavemente o con energía, todo lo que tenías que bosquejar en tu vida. Ahora es tiempo de terminar", dice Handke en una entrevista que publica la revista alemana Cicero en su edición de febrero. Handke, de 65 años, logró reconocimiento como narrador a partir de la publicación en 1979 de la novela El miedo del portero ante el penalti y como dramaturgo su obra siempre suscitó polémicas. Además, Handke colaboró intensamente, como guionista, con el cineasta Wim Wenders, en películas como Falso movimiento y Cielo sobre Berlín.

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12:40 p. m.

Con la literatura pasa exactamente igual que con el cigarro, lo difícil no es dejarla, sino no volver nunca más a ella.

Maria declaraba el otro día que dejaba el formato de novela de por vida. Otro tanto hicieron Soda Estereo, los Rolling Stones, etc. Se pregunta uno si un autor como Handke se prestaría para semejantes fruslerias faranduleras.

Un escritor se retira permanentemente cuando muere, antes es imposible.    



12:48 a. m.

Peter Handke es de lo mejorcito que ha dado la literatura europea en la segunda mitad del siglo XX. En España no se le lee, sus tiradas son irrisorias, pese a que las traducciones son excelentes, y eso hace que sus novedades (p.e., El año que pase en bahía nadie) sean muy caras en relación con otras novedades (pongo el ejemplo de Norman Mailer o Amis).

A quien piensa que Handke es aburrido o metafisico, o que le falta ritmo narrativo, sólo decirle que el ritmo es una cosa de dos: de quien lee y de lo leído (i.e., del texto); así pues, no creo que a los textos de Handke les falte nada, ni que anden sobrados de nada, pero eso sí, son de esas raras obras que precisan de un lector que se adapte a su ritmo, de un lector con (la) paciencia: palabra grata a Handke y, creo, la clave de su obra.

De todas maneras, si alguien quiere caña que se lea Justicia para Serbia. Sontag, tras ojearlo, dijo aquello de "A dios pongo por testigo... No volveré a leer a Handke". Bueno, eso quiere decir que, al menos, lo leyó en algún momento.    



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