Juan Palomo sobre Premio Nacional
Como dije en un anterior post, el Premio Nacional de Narrativa en España iba a traer polémica. Aquí está lo que opina Juan Palomo en su blog en El Cultural. Era de esperarse.
Que el Premio Nacional de Narrativa de este año haya recaído en una novela en euskera que todavía no ha sido traducida al castellano me llena de perplejidades. Para empezar: ¿Todos los miembros del jurado conocen y entienden euskera? Si no es así, que me consta que no, ¿ha sido tal vez el Ministerio el que ha facilitado una traducción al castellano a los miembros del jurado? ¿Quién la ha traducido aprisa y corriendo? Otra duda: Se trata de una novela publicada el año pasado, en 2008. ¿Tan buena era que no ha encontrado editor en castellano en todo este tiempo? Sospechoso, en todo caso. Nada más que sospechoso, porque no he leído todavía Bilbao-NewYork-Bilbao y a lo mejor merece todos los premios del mundo mundial. Lo que no es sospechoso, sino cierto, porque lo he vivido, es que las votaciones de los premios nacionales vienen siendo desde hace muchos años, con este gobierno y con los anteriores, un ejercicio lamentable de mercadeo barato por parte de los miembros del jurado nombrados por las instituciones vascas, gallegas y catalanas. Como si se tratara de partiditos políticos, en lugar de literatura, como si barajáramos cuotas de poder en lugar de libros, los vascos votan indefectiblemente la novela vasca, los gallegos la gallega y los catalanes la suya. Cuando una de ellas cae en las sucesivas votaciones, los miembros “autonómicos” van votando a la que va quedando de las suyas. Créanme que presenciar este juego, así que pasen veinte años, resulta tristísimo. Algunos años, como éste, consiguen llegar hasta el final, porque algunos otros miembros del jurado están también más cerca de la conveniencia política que de la literatura. En fin, todo muy lamentable. Yo, mientras tanto, mientras vierten al castellano la novela premiada quiero decir, les aconsejo que lean, si todavía no las han leido, Saber perder, de David Trueba; El país del miedo, de Isaac Rosa, o Pacífico, de José Antonio Garriga Vela. Todas ellas se publicaron el año pasado y estaban entre las obras que competían para obtener el Nacional de Narrativa.
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Es bien triste lo que pasa con la gran mayoría de premios literarios en el mundo: la calidad parece ser uno de los factores menos importantes. Importa mucho más el potencial de éxito económico que represente el libro, importa mucho más el nombre (es decir, la marca) del autor que se premia, importan el exotismo o el compromiso con una causa justa, etc etc etc... mientras tanto, la verdadera literatura se aleja cada vez más del mercado. Es casi un puntito, una mancha, una pequeña irregularidad (que ya casi ni estorba) en el paisaje plano.
3:48 p. m.
Sin embargo, Juan Palomo está claramente escribiendo desde prejucios similares, anónimo. En algún momento de su texto dice que si la novela fuera buena ya la habrían traducido al español. Eso, aparte de ser una de las frases más onbliguistas que he leído en un buen tiempo, es además una muestra de confianza ciega en el mercado y la capacidad crítica (no simplemente comercial) de los editores (castellanos).
6:59 p. m.
La polémica que se plantea desde El Cultural nace del desconocimiento... Cuando se propone a cualquier modalidad del Premio Nacional de Literatura (ya sea Narrativa, Poesía, Ensayo, etcétera) una obra escrita en una lengua oficial que no sea el castellano (es decir: catalán, euskera y gallego; no sé si asturiano, porque no es oficial, y tampoco existe representación de la misma en el jurado), quien la propone tiene la posibilidad de adjuntar una traducción al castellano de la misma, para que todo el jurado tenga acceso a ella.
Generalmente, las obras que no están en castellano las proponen los representantes de esas mismas lenguas, designados por la academia gallega, la vasca y el instituto de estudios catalanes, o instituciones similares; y estas instituciones se encargan de traducir con suficiente antelación las obras, de manera que el jurado las recibe en igualdad de condiciones que el resto de propuestas, generalmente antes de verano.
Por mi experiencia (fui miembro del jurado de uno de estos premios hace varios años), la academia vasca selecciona dos o tres representantes con bastante tiempo, y ya en junio-julio el jurado tiene la traducción al castellano. En el caso de los gallegos y catalanes los recibimos más tarde, pero para los vascos tuve varios meses de lectura, y por lo que sé es una norma (y ocurre igual en las otras categorías).
Según el propio Uribe ha declarado, antes de verano envió por correo postal la traducción al castellano de su novela a varias editoriales a nivel nacional: sabiendo que no tiene agente se explica que la novela aún no tenga editorial (el trasvase del euskera al castellano no es precisamente sencillo, a menos que te apellides Atxaga), y sabiendo que cometió la ingenuidad de "tirar" de cauces más clásicos, también. Entonces: la novela estaba traducida de manera minuciosa y profesional antes de verano, por lo que todo cuadra. En todo caso, es una perogrullada, pero... ¿Desde cuándo una novela es buena por no ser inédita? ¿Cuántos genios han sudado tinta y llorado sangre por no llegar a los lectores?
No conozco la novela porque no hablo euskera, pero la rabieta de Juan Palomo me parece fuera de lugar y, como digo, parte del desconocimiento: el jurado sí ha podido leer esa novela aunque no sepa euskera, porque existe una traducción profesional al castellano, igual que las otras que se mencionan y que están directamente escritas en esta lengua. Ahora: que sea un buen libro o no, pronto se sabrá, y que moleste que gane un autor en euskera, es otro cantar...
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