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China en Fráncfort (3)

Xu Yigua, Ge Shipin y Su Tong, escritos chinos en Fráncfort. Fuente: revistañ

Aunque la Feria de Fráncfort ya terminó, y ahora la pelota está en la cancha de Argentina, Rafael Poch, desde la ciudad alemana, informó para La Vanguardia y Clarín cuál fue el clima de la presentación china en la Feria del Libro más importante del planeta. Una participación polémica, en efecto, pero que no debe pasar desapercibida. Ya el año pasado una nota en The New York Times alertaba sobre la fuerza y la pluralidad literaria de la cultura china actual. No hay que perderla de vista. Dice la nota:

"Las cosas están mal en China, necesitamos derechos humanos , plena libertad de prensa , opinión y edición", dice Bei Ling . El escritor disidente chino número uno entre los presentes en esta Feria del libro de Frankfurt , comparece en una conferencia de prensa, junto a la editora de la edición europea del Epoch Times, el diario de la secta Falun Gong. Bei Ling es muy crítico con el régimen chino, pero no al nivel del diario de la secta, que pinta una China con cuernos y rabo, y publica frecuentemente noticias falsas sobre el país. "Hay algunos progresos, mejoras, pero los pasos hacia adelante, vienen seguidos de pasos hacia atrás", explica Bei Ling. "China es diferente de la URSS o de la Rumania de Ceaucescu , pero seguimos con propaganda, censura y autocensura", dice. Al mismo tiempo, prosigue, "Occidente puede aprender de China su disposición al cambio, eso se podría copiar".(...) La prensa alemana ha tendido en esta feria a dividir a los escritores chinos en "oficiales" y "disidentes". Por "oficiales" se da a entender, conformistas y chaqueteros, por "disidentes" valientes, libres y talentudos. Ese cuadro tiene muy poco que ver con la realidad y cualquiera que lea la literatura china contemporánea se dará cuenta. ¿Que decir de la obra del gran Mo Yan, en venta en nuestras librerías?. Preguntado por qué empezó a escribir, dice que, "era un niño campesino, pasaba hambre y estrecheces". "Me di cuenta de que si escribía comería tres veces al día, por eso empecé a escribir", dice. El tema de su obra es la vida campesina. En la URSS de principios de los ochenta Mo Yan sería un típico autor disidente, en China es el número uno. "No encuentro ningún obstáculo, escribo sobre lo que quiero y mis novelas son populares", dice. "La libertad completa no existe, la libertad es siempre un concepto comparativo, por ejemplo que un país ataque a otro también es ausencia de libertad", afirma, sugiriendo que el orden que Occidente impone en el mundo, en el que China apenas tiene responsabilidades, se parece mucho a una dictadura que a una democracia. En materia de libertad de creación la opinión de Mo Yan no es compartida por todos los escritores que trabajan dentro del sistema, que son la inmensa y aplastante mayoría. Yan Lianke , otro grande de la literatura actual, reconoce haberse autocensurado en una novela ( El sueño de la aldea Ding ) que trata sobre el escándalo de la compra de sangre para la industria farmacéutica, en condiciones sanitarias deficientes, que extendió el Sida en las aldeas pobres de Henan . Durante años, el gobierno no solo no hizo nada, sino que castigó a quienes se atrevieron a denunciar la situación. La novela fue prohibida, junto con otras tres de este autor, pero otras dos obras suyas han recibido los más altos premios oficiales. Yan califica a la censura de "estupidez". En un momento tengo delante mío a cinco grandes escritores jóvenes chinos. Es uno de los lujos de esta Feria. Dos son mujeres, Xu Yigua y Ge Shipin , y tres hombres; Yu Hua (Hangzhou, 1960), autor de Brothers , editada en castellano, Su Tong (Suzhou, 1963), uno de los gigantes del momento, muy traducido en Asia y Occidente, y Li Er (Henan, 1966), un irónico observador de la China contemporánea, apenas conocido fuera del país. Les pregunto a todos ellos que es lo más importante que está ocurriendo en China en la actualidad. Yu Hua, que define a su país como una nación de pillos anarquistas , dice que, "lo más importante es que salgamos de la crisis que atraviesa el mundo de forma pacífica". Insisto en que pregunto sobre China, no sobre el mundo y Li Er, responde: "Lo mas importante es la velocidad de los cambios. En 50 años China ha venido cambiando su política y su economía. Desde 1945 cada cinco años, desde 1979 el cambio es diario. He visitado Alemania varias veces y las cosas están siempre más o menos igual que como las conocí la última vez, pero en mi pueblo todo es diferente cada vez que voy, y lo mismo ocurre con la vida de la gente. Mi deseo es que los cambios sean mas lentos", dice. Su Tong toma ese mismo hilo y se pregunta a donde conduce todo ese vértigo. "La última vez que fui a mi pueblo no pude encontrar mi casa, un barrio había sido reconstruido, otro demolido, me produjo una sensación de pena, ¿cómo distinguir las ventajas y desventajas de estos cambios?", dice en tono angustiado. Xu Yigua, dice simplemente que los cambios le gustan... Mientras el discurso oficialista chino afirma la marcha triunfal e inexorable del país hacia la prosperidad y el progreso, lo que la literatura china transmite es algo sensiblemente diferente, mucho más complejo, y, sobre todo, muy diverso.

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