Hugo Chávez, comprador compulsivo
Y mientras el Primer Ministro de Canadá Stephen Harper espera puntualmente que cada 15 días le envíen un nuevo libro, el presidente venezolano Hugo Chávez se muestra como un comprador compulsivo. De paso por España (luego de asistir a la presentación del lamentable publicherry de Oliver Stone en la Mostra de Venecia) arrasó con La Casa del Libro en la Gran Vía. 60 u 80 libros son su cargamento (¿los llevará todos en la maleta de mano, como yo lo hacía cuando iba a España a comprar libros, es decir, antes de que decida cortar todas mis tarjetas de crédito?). En fin, el que puede puede. Y eso que el precio internacional del petróleo está bajo. Eso sí, se llevó varios insultos por ahí, además de un libro de Verdú , El capitalismo funeral, editado por Anagrama. Dice la nota (vía un tweet de Libreros)
Hugo Chávez la 'armó' en sus últimas horas de su viaje relámpago a España con una visita sorpresa a una librería de la Gran Vía, en pleno corazón de Madrid. Un importantísimo despliegue de seguridad blindó los alrededores, donde se amontonaban unas 200 personas, entre curiosos y detractores. Estos últimos, aprovecharon la cercanía para increpar al presidente venezolano al grito de "dictador". Chávez, saludando y exhibiendo el libro 'El capitalismo funeral', se subió a su vehículo oficial y se marchó conduciendo. (...) Chávez llegó alrededor de las 14.00 horas a la Casa del Libro y se marchó sobre las 15.40. Más de una hora y media ojeando títulos y recorriendo estanterías, mientras en la calle se acumulaban muchísimos curiosos y decenas de detractores. En cuanto puso el pie en la Gran Vía, numerosas personas le increparon y le insultaron al grito de "rata", "dictador" y "asesino", coreaban "dictadura, dictadura" o le criticaban el cierre de emisoras de radio o que fuera "amigo de Ahmadineyad". Los policías tuvieron que contener a los detractores de Chávez, que intentaban abrirse paso a través del cordón de seguridad. El presidente venezolano, rodeado de escoltas, había salido sonriente y saludando. En su mano izquierda, agarraba un libro que poco antes de subirse al coche exhibió como un trofeo: 'El capitalismo funeral', de Vicente Verdú. Después, se puso al volante de uno de los coches de su comitiva que permanecían aparcados en el carril bus y se fue con Brufau de copiloto. Nueve escoltas corrían rodeando el vehículo. El 'lío' que se organizó en la calle con la presencia de Chávez obligó a la Policía a cortar la acera a los peatones que, o bien daban la vuelta para cruzar al otro lado, o tenían que esquiar a los agentes para continuar su marcha por uno de los carriles de la calle. "¿Quién está ahí?", preguntaba una señora mayor. "El presidente de Venezuela". "Ah, Hugo Cáchez..." (...) El presidente venezolano pasó casi todo el tiempo en la sección de libros de historia "mirando cosas" y expresó su interés, entre otros libros, por 'Las venas abiertas de América Latina', de Eduardo Galeano. "Directamente él no compró nada", dijo el director del centro, pero su comitiva sacó en bolsas entre 60 y 80 libros. Probablemente algunos los haya seleccionado el propio Chávez.
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Pero ¿cuál es el motivo para cubrirles el rostro a los demás? ¿Es una forma de decir que fotografiarse con Chávez es similar a fotografiarse con un criminal? Si es así, habría que haberles cubierto el rostro a todos los que se fotografiaron con George W. Bush.
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