Sonetos Shakespereanos 2.0
La definición de clásico está ligada, necesariamente, a la de "vigencia". En ese sentido, pocos autores tan clásicos como William Shakespeare, cuya vigencia es perdurable y resiste incluso los experimentos más osados. Sus tragedias -por ejemplo- han sido representadas de decenas de maneras, relecturas y reinterpretaciones inagotables. Y ahora le tocó el turno a sus famosísimos sonetos, musicalizados y cantados por estrellas como Rufus Wainwright. Todo ocurrió en el Berliner Ensemble, con puesta de escena del gran Robert Wilson. Solo faltó Tom Waits. Así lo comenta El País:
El texto, sí, lo puso el propio bardo hace 400 años, y él mismo es uno de los personajes. Pero las figuras de pantomima, los bailes, las cabriolas, la iluminación en duermevela, los monólogos humorísticos de la travesti Georgette Dee y la música de Wainwright no parecían guardar relación alguna, ni entre sí ni con los 24 sonetos elegidos. Conclusión: la gente estaba encantada. Quien paseara el domingo cerca de la venerable sede del Berliner Ensemble fundado por Bertolt Brecht en 1949 podría haber pensado en la Berlinale. Pero a diferencia de los acatarrados que hacen cola para el hosco febrero del festival de cine, los asistentes al estreno de los Sonetos de Shakespeare esperaban frente al teatro con el buen humor que asalta al que acaba de salir indemne del invierno prusiano. Charlaban de teatro, de clubes tecno o, cómo no, de la primavera. Rufus Wainwright concedía entrevistas con su corbata de lentejuelas. Lució su pronto de estrella ante la pregunta "¿Qué podemos esperar?": "Pues risas, lágrimas... y toda la gama intermedia". Muy pronto cambió la sonrisa sardónica por otra amable, para añadir: "en realidad, espera variación; hay rock, música alemana, piano, violines, guitarras eléctricas". Y exclamó: "¡y también hay música española!". Sobre los sonetos, Wainwright dijo que eran "extraordinarios". También afirmó ser "un gran fan" de William Shakespeare.
Como es obvio, la crítica no se pone de acuerdo con el espectáculo. Eso es también parte del oficio de ser un clásico:
Los críticos alemanes no se ponen de acuerdo. El berlinés Die Tageszeitung honraba la "representación del lado queer de Shakespeare". El conservador Die Welt, por el contrario, hablaba de "circo" y de "monerías" humillantes. Richard von Weizsäcker, de 89 años, resumió su entusiasmo, compartido por su esposa: "no sé lo que tendrá esto que ver con los sonetos de Shakespeare, pero me hubiera encantado estar ahí arriba". Al fin y al cabo, sólo es un par de años mayor que Inge Keller...
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