MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Rafael Lemus sobre Un lugar llamado Oreja de perro

Una foto mía más para que se escandalice Rafael Lemus. Delante del cuadro "El amigo" de Luz Letts en la galería Lucía de la Puente. Fuente: moleskine

Esta es la crítica que estaba esperando con mayor curiosidad. Me habían comentado que Rafael Lemus iba a reseñar mi novela para Letras Libres. Conozco sus textos, es una persona seria, inteligente, culta, que busca ubicarse en el lugar que los grandes críticos mexicanos están dejando abandonado. Más allá de lo que dijese de bueno o malo sobre mi novela, quería aprender algo a través de su crítica. Algo sobre mi libro, pero también algo sobre literatura. Pero, qué pena, no ha sucedido. Más allá de estar de acuerdo con la conclusión: "Un lugar llamado Oreja de Perro es una buena novela. Es sólo que a veces uno quiere algo más que pasar un rato agradable", solo me queda parafrasearla y decir: "Lemus ha hecho una buena reseña. Es sólo que a veces uno espera que una reseña sea algo más que un rato agradable". Desde el comienzo, Lemus parte del prejuicio al comentar despectivamente mi participación en Bogotá 39, como si fuera un pecado sonreír para una foto o estar feliz de ser parte de un grupo extraordinario de personas (escritores, ya veremos):

Está, primero, la fotografía. 39 escritores (o menos) de 39 años o menos en Bogotá, Colombia. Alguno sonríe y posa, otros sonríen y posan, todos sonríen y posan. En el extremo izquierdo, el escritor peruano Iván Thays (abrigo negro, bufanda gris) sonríe y posa. ¿Qué celebran? Imposible saberlo. Uno sólo quisiera creer que no se festejan a sí mismos ni el hecho de estar allí, juntos y felices, satisfechos de haber sido nombrados, oh, losmejores39escritoreslatinoamericanosetcétera.

Luego, su prejuicio se alimenta con lo que opina sobre mi blog de manera distorsionada, como si todos los blogs tuvieran la obligación de ser "intelectuales" como los de Letras Libres. Pero lo que es peor, Lemus intenta hacer una intersección entre los libros autores que cito en mi blog y mi propia novela. Lo suyo no ha sido un intento de entender la novela en su propio contexto y autonomía, sino una pesquisa de fuentes y correspondencias (que en mi caso son supuestamente públicas porque comento mis lecturas en Moleskine) como si un reseñista tuviera la fortuna de ingresar a las bibliotecas de los autores y de los libros subrayados deducir las fuentes que lo alimentaron:

(...) Thays, sensible y atento a la actualidad literaria, aprovecha cierta escritura contemporánea en vez de explorarla. Un ejemplo: son pocos los riesgos formales y nada es radical en esta novela –el laconismo no es extremo, el tono desencantado no lo es tanto, la violencia es esencialmente temática. Los elementos de una buena novela contemporánea están allí, pero un tanto apagados, a un paso del lugar común; dispuestos cautelosamente, sin atrevimiento alguno, como para que nada destaque y distraiga, o apueste y pierda. Tampoco es extraño: conocemos el blog de Thays y sabemos que sus apuntes literarios –es decir, la manera en que lee– jamás son insólitos ni radicales. ¿Por qué habría de serlo su narrativa?

Pero vayamos al núcleo central de la reseña, apenas tres párrafos positivos pero mediatizados siempre por esa mirada-con-el-rabillo-del-ojo que un crítico como Lemus tiene sobre un escritor-con-blog-personal:

Hay que escribirlo de una vez: Un lugar llamado Oreja de Perro es una buena novela. La trama es clara y, si se quiere, atractiva: un periodista peruano –que perdió hace poco a su hijo y está por perder a su esposa– viaja a Oreja de Perro, una miserable ciudad andina destruida por el terrorismo, para cubrir la visita del presidente Alejandro Toledo; allí se involucra con una “chola”, padece la violencia del Perú profundo, escribe las líneas que leemos. Hay un juego, más o menos obvio, con el tema de la memoria (un hombre amnésico, otro incapaz de olvidar y un país decidido a recordar los crímenes pasados), así como un descenso, no demasiado intenso, a los bajos fondos. Hay, sobre todo, oficio, una factura casi intachable: nada desentona, todo fluye y los cabos son atados. Si el desarrollo dramático depara pocas sorpresas, algunos fragmentos son de veras notables. Esto no es poca cosa. La novela es tan ágil y legible, se asimila tan fácilmente, que podría decirse que es ejemplo de cierto buen gusto contemporáneo. Lejos están, por fortuna, las convenciones decimonónicas, el fervor por la trama, el didactismo de temperamentos más pesados. Lejos, también, el modernism del Boom y los juegos, pastiches y riesgos de la minoría posmoderna. Lo que prevalece es una narrativa algo cinematográfica y más o menos usual en las buenas novelas contemporáneas. Se sabe: el fragmento, el laconismo, el ritmo veloz, el tono desencantado, la clemente ausencia de paja. En algunos momentos, incluso, la escritura detiene un segundo su marcha para reflexionar levemente sobre sí misma (“qué aburridas son las palabras”), como si se quisiera mostrar que el narrador está al tanto de la crisis de la narrativa. Esto tampoco es poca cosa. Es necesario escribirlo: Un lugar llamado Oreja de Perro es una buena novela porque se parece, más de lo habitual, a algunas grandes novelas. Uno piensa casi de inmediato en Mario Vargas Llosa. Parecería, en principio, que la anécdota de un periodista abatido por la violencia peruana está demasiado cerca de, por ejemplo, Conversación en la Catedral, pero el ánimo narrativo es muy distinto: allí donde Vargas Llosa crea murales, Thays se limita a dar algunas pinceladas, con frecuencia contundentes. Uno piensa, luego, en J.M. Coetzee y justo eso: la novela debe mucho, demasiado, a la obra del sudafricano. Puede decirse, casi sin exagerar, que Un lugar llamado Oreja de Perro es una cruza de, digamos, La edad de hierro y Desgracia. Son obvias las coincidencias temáticas: un humanista inmerso en un ambiente hostil; su relación con una mujer que le repele físicamente; la presencia de algunos nihilistas; una escena de violencia extrema; incluso un perro famélico. Son obvias, también, las coincidencias formales: la narración en primera persona, el tiempo presente, los párrafos breves, las frases lacónicas, las preguntas retóricas. ¿Hay que decir que Un lugar llamado Oreja de Perro es capaz de mucho pero incapaz de reproducir el aura de aquellas novelas?

Me pregunto cómo hubiera leído mi novela Lemus si yo fuera un fotofóbico como Coetzee o un escritor comprometido intelectualemente como Vargas Llosa; si hubiera mandado una carta pública rechazando asistir al B39 por considerar ese evento un "ejercicio de vanidad extrema" como erróneamente lo considera él; si no tuviese un blog personal de manías literarias sino un blog de ideas como el de Christopher Domínguez Michael o el de Gustavo Faverón. Me queda claro que si yo fuera un fóbico social, mi novela quizá le hubiera parecido un descenso a los infiernos y la apuesta más arriesgada de la literatura latinoamericana contemporánea. Si me negase a publicar mi foto en la contratapa, y Herralde hubiera tenido que robarse una del anuario escolar del Hans Christian Andersen, Lemus se volvía loco y me etiquetaba como autor de culto y secreto mejor guardado de la literatura latinoamericana. Si se enterase de que en mi biblioteca solo existe una Biblia y La Divina Comedia en lengua original, ¿estaría comentando Lemus las concidencias del perro famélico de la carátula de mi libro y de la edición de Desgracia en Mondadori? Pero mi cuestionamiento principal es: ¿Por qué a Lemus le cuesta tanto aceptar lo que de manera obvia está diciendo? ¿Por qué le cuesta aceptar que la novela le gustó? Es decir, si una novela de un escritor contemporáneo a mí me trae a la memoria dos autores espléndidos del siglo XX como Mario Vargas Llosa y JM Coetzee, y novelas tan extraordinarias como La edad de hierro, Desgracia o Conversación en la Catedral, solo puedo asumir que estoy ante una novela extraordinaria sin reparos. Brincos diera porque fuera cierto. Por otra parte, por qué esperar que mi novela "reproduzca" el aura de esas novelas milagrosas, ni más ni menos que la obra fundamental del escritor más importante de América Latina, y dos obras importantes del mejor premio Nóbel de las últimas décadas, y no intentar entender cuál es, por dónde va, la propia aura de mi novela, si acaso la tiene.

En fin, es un viejo truco de los reseñistas el comparar las obras de sus contemporáneos con obras geniales afines para luego rebajarle el mérito declarando que una, obviamente, no tiene la resonancia de aquellos otros. Es una vieja y aburrida maña de los reseñistas, pero de alguien que pretende llegar más lejos como crítico literario como Rafael Lemus uno espera otra cosa. Insisto: La reseña es buena y positiva, cierto, incluso agradable, pero uno a veces quiere leer un ejercicio intelectual más interesante y productivo de lectores agudos como Rafael Lemus.

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8:00 a. m.

¿No tenían dónde colgar el cuadro? Ahora venden unos ganchitos bien chéveres en Quality Productos que se pegan en un dos por tres.    



8:44 a. m.

No conozco a ese critico mexicano pero pobrecito, le devolviste el golpe con su propio boomerang. Que se sobe nomas. Buena Thays    



8:47 a. m.

SALUDOS DESDE CALI, IVAN. SI TU OBRA ES DEUDORA DE COETZEE NO DEBERIAS HACERTE TANTOS PROBLEMAS Y RECONOCERLO, AMIGO.

MARCO ANTONIO RENTERIA    



9:47 a. m.

Hola Ivan,
En Lima seguia tu programa, ahora vivo en Chicago, pero que bueno encontrar tu Blog. Con esa resena me muero de ganas de leer tu libro. No lo encuentro en Amazon, dime donde adquirirlo por favor. Esa foto me da nostalgia, trabaje en la Sala de Cultura de Guillermos Wiese.
Deborah    



10:36 a. m.

Al parecer intentò reseñar la novela partiendo de la reconstrucciòn del escritor, buscando unir ciertas imàgenes de èl para sacar algo. Por lo menos dice que es una buena novela, y que tiene tal y tal cosa que no le gusta, por lo menos que le parece insuficiente. Serà cuestiòn de percepciones. Al final es una resta en un camino de sumas, de todo eso se saca algo, supongo que el verdadero valor de la novela para los demàs. Suerte.    



10:39 a. m.

Brutal contundencia, Iván. Pocas veces he visto a un autor desautorizar la crítica de alguien con tanto talento. Ese Lemus no sabe nada, no sé por qué lo elogias tanto...    



10:42 a. m.

¿No estás siendo igualmente prejuicioso cuando dices que este crítico está siendo prejuicioso? Estoy de acuerdo contigo que esas apreciaciones sobre tu persona están de más en una reseña sobre un libro, pero a mí me parece perfectamente lógico -aunque sea, repito, incorrecto en una reseña- ver los vicios de la personalidad de un autor en su obra, y viceversa.    



10:51 a. m.

Lemus es una especie de crítico Calvinista. Vive intensamente la literatura pero no la disfruta en absoluto. Esta muy en su derecho de ser así, pero la vida es muy corta como para pasarsela en ese estado de amargura permanente. Yo por eso he dejado de tomarlo muy en serio.    



11:50 a. m.

"Me pregunto cómo hubiera leído mi novela Lemus si yo fuera un fotofóbico como Coetzee o un escritor comprometido intelectualemente como Vargas Llosa; si hubiera mandado una carta pública rechazando asistir al B39 por considerar ese evento un ejercicio de vanidad extrema; si no tuviese un blog personal de manías sino un blog de ideas como el de Christopher Domínguez Michael o el de Gustavo Faverón. Me queda claro que si yo fuera un fóbico social, mi novela quizá le hubiera parecido un descenso a los infiernos y la apuesta más arriesgada de la literatura latinoamericana contemporánea. Si me negase a publicar mi foto en la contratapa, y Herralde hubiera tenido que robarse una del anuario escolar del Hans Christian Andersen, Lemus se vuelve loco y me coloca como autor de culto y secreto mejor guardado de la literatura latinoamericana."

Me encanto!
Tatiana    



1:19 p. m.

Yo creo que Ivan expone su vida casi como un personaje de la farandula, es imposible no asociar por lo tanto su imagen a su obra, es parte de la trampa del mundillo mediatico.
Yo tambien pienso lo mismo que el critico ¿de que sonrien? no es que este mal sonreir pero de hecho, detras de todo eso hay algo que parece no andar bien. y si, faltan mas compromisos intelectuales y menos fanfarria.    



1:43 p. m.

Sigo pensando que Rafael Lemus es el mejor crítico que tenemos por acá, ¿no crees, Iván?

Cierto que ahora sí se excedió con sus prejuicios contra tu blog y el B39, pero es igualmente cierto que en Un lugar... a veces se ven elementos usados muchas veces en la novela contemporánea y que Lemus enlistó atinadamente.

Me viene a la mente la reseña del NYT de la versión en inglés de ¿Qué haré cuando todo arde?, que al final dice algo así: el hecho de que Lobo Antunes haya hecho algo que ya se hizo antes y mejor no implica que no se deba seguir haciendo.

Novelas como la tuya, aun cuando las hagan menos junto a obras de colosos como MVLL y JMC (yo tomaría esta comparación como un elogio), se deben seguir haciendo.

Saludos    



2:38 p. m.

¿Y qué esperabas de Lemus? Es el típico crítico que se cree mejor que los autores que critica. Su pedantería cuando habla de Beckett es obvia, ni siquiera sabe de qué hable. Quiere ser un crítico importante pero hasta ahora no hace nada que valga la pena. Qué bueno que alguien se lo diga en su cara, en México no se atreverían.

Alberto    



2:49 p. m.

Quiero decirle al baboso que se hace pasar por Rafael Lemus que el mismo Rafael me advirtió del engaño por email. Así que no insistas en Moleskine.

Anda nomás a tu blog o a un baño público a escribir tus anónimos o seudónimos. Esos son tus hábitats naturales.

IVAN    



5:14 p. m.

También considero a Lemus uno de los mejores críticos de estos tristes lares. Creo que has tomado un poco demasiado a pecho su crítica, que por lo demás, no me ha parecido ni mezquina ni roñosa. Por supuesto, no he leído tu novela, así que no sé si estoy de acuerdo con su conclusión, pero es perfectamente válido señalar que una obra no descubre nuevos terrenos literarios. A lo mejor a tí no te interesa otra cosa que crear una buena ficción que se sostenga y sea placentera, eso también es perfectamente válido. En todo caso me parece un poco inútil tratar de refutar al crítico, por muy engreído que sea, solamente la obra puede y tiene que hacer eso.


Saludos,    



10:00 p. m.

estoy de acuerdo con que el libro se defiende solo, y mi libro se defiende bastante bien.

sin embargo, el blog rompe la verticalidad que existe en la relación autor-crítico y permite un diálogo entre ambos. Un diálogo que, no por firme y con los puntos en las íes, puede ser menos productivo e incluso amable...

saludos

iván    



7:41 a. m.

He disfrutado de Un lugar llamado Oreja de Perro. La reseña de Lemus es una visión personal y no sé porque Iván respondes de esa manera, ¿o es que acaso esperas que un reseñista no diga algo que te desagrade?.

Del 100% de aspectos que tocó, un 90% son elogiosos hacia ti. Bueno, quizá le moleste la pose de galán jejeje, pero me parece que tu reacción es algo desproporcionada, como si esperases sólo elogios.

Un abrazo.    



10:07 a. m.

No entiendo las intenciones del mencionado crítico. Cualquiera podría notar la mala leche en esa reseña y muy poca agudeza intelectual.

Richard    



10:09 a. m.

Te considero un gran escritor. Pero más allá de mis preferencias presonales, me pregunto por qué siempre hay como una especie de odio o envidia hacia tu persona, o tus libros?

Richard    



5:55 p. m.

Lo mas atinado en Peru seria esperar la critica de Ricardo Gonzales-Vigil.
Ahora si este critico no la realiza bueno, no se...    



4:07 p. m.

Ivancito: ya había visto su novela en los estantes de la librería y hasta tuve curiosidad de leerla, pero después de este ejercicio de vanidad tan insoportabe que acaba de hacer le notifico, así le importe un bledo, que mejor será dejar ése y todos sus libros ahí. Yo es que no lo leeré. Y deje que la obra se defienda sola, hombre: usted ya está muy grande para estar respondiendo críticas, como un niño chiquito que le llora a la mamá porque el matón del barrio le pegó.    



10:20 p. m.

Iván, no te conozco y no he leído tu novela. Lo haré pronto, sin falta. Con todo respeto veo en la diatriba el mismo errático y espejeado reclamo: "¿porqué no hiciste lo que YO quería?"
La crítica por definición es parásita, la creación por definición es autónoma, y los lectores pior. O como decimos en México "pa'que tantos brincos estando el suelo tan parejo"
Cuando Picasso terminó el retrato de Gertrude Stein le dijeron que no se parecía y él contesto "pero ya se parecerá"
Te mando un abrazo cordial y estaré en contacto después de leer tu novela, la foto con el cuadro esta genial, todos estamos endiablados en la hoguera de las vanidades, sólo hay que distinguir entre quién se consume y quién se abstiene,
Te saludo desde chilangolandia y agradezco el encuentro

Mauricio Gómez Morin    



12:17 p. m.

Hola. Soy mexicano y últimamente he seguido, no puntualmente, porque tengo mejores cosas que hacer, la carrera crítica de Rafael Lemus. He leído algunas de sus reseñas, he escuchado lo que los escritores dicen de él, etc., y no porque me interese mucho Lemus mismo, sino por el lugar que ocupa dentro del mundo literario mexicano. He de admitir que en algunos casos he estado de acuerdo con sus juicios y soy honesto al decir que no tengo una aversión personal hacia él. Ahora bien, al parecer, aquí todos están de acuerdo con que Lemus es el crítico literario jóven más importante y yo no alcanzo a entender por qué. Sus reseñas muchas veces están salpicadas de prejuicios como los que Iván hace notar aquí y pocas veces se entiende qué es lo que busca en la literatura, de repente parece que utiliza cualquier cosa para criticar en mala onda. Además de que ha criticado negativa, y casi personalmente, a autores de libros que, se nota a leguas, no entendió bien (o no leyó) como el de Pierre Bayard. En fin, creo que la literatura en general y este libro en particular merece mejores críticos. Saludos    



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