La novela tras la novela
Si Doctor Zhivago, de Boris Pasternak, no fuera una insuperable novela, podríamos decir que la historia en torno a su publicación y el premio Nóbel es mejor que la novela misma. Un pariente de León Tolstoi, de nombre Iván, ha investigado ese argumento de novela de espionaje que incluye un miembro de la Academia Sueca que pertenecía a la CIA en el 58, un editor comunista italiano, espías de la KGB, varios vuelos en avión de último momento y un escritor genial encerrado en su propio país. Lo cuenta la nota en el ABC a partir de la publicación de «La Novela Blanqueada de Pasternak. «Doctor Zhivago» entre el KGB y la CIA», de Iván Tolstoi. En la entrevista declara:
(...) cada libro tiene su propia vida y la de «Doctor Zhivago» es una de las más interesantes. Tuve la suerte de cruzarme en ese camino y por pura casualidad. Hace 20 años, recalé en Munich, en donde conocí en la redacción de Radio Liberty a Grigori Danílov, el tipógrafo que hizo los moldes para imprimir la primera edición en ruso de «Doctor Zhivago». Durante los años 50, trabajó en una editorial llamada Unión Central de Emigrantes Políticos (TsOPE). Fue creada por la CIA y sus colaboradores eran fundamentalmente exiliados rusos. Su misión era editar libros y propaganda antisoviética. Danílov fue quien me contó la historia relacionada con las primeras ediciones de «Doctor Zhivago» y la concesión a Pasternak del premio Nobel. Después, durante casi dos décadas, me he dedicado a documentar la historia y el resultado ha sido el libro que acabo de publicar. Corrían los años de la «guerra fría», con lo que ello implica de enfrentamiento ideológico entre la URSS y Occidente. Pasternak terminó de escribir «Doctor Zhivago» en 1955 y, obviamente, no encontró editor en su país para su publicación. Pero EE.UU. necesitaba propinar un golpe al régimen soviético en el terreno de la cultura y Pasternak, sin saberlo, se convirtió en el instrumento. La CIA decidió tomar cartas en el asunto. Se lo envió a un editor comunista llamado Giangiacomo Feltrinelli de Milán. El problema es que su intención era editar la obra en italiano y hacía falta que fuera en ruso, la lengua del escritor, para poder optar al premio Nobel. La concesión del prestigioso premio a Pasternak era precisamente el sopapo que Washington quería atizar en la cara de Nikita Jrushiov y para ello empleó todos los medios y el dinero necesarios. Le diré como primicia para su periódico, ahora que se han desclasificado los documentos sobre el asunto, que la CIA tenía una persona entre los miembros de la Academia sueca. (...) se organizó una operación para capturar la copia. No sé si fue el propio Feltrinelli el que llevó personalmente el manuscrito en avión a Roma, en donde iba a ser traducido al italiano, o lo hizo alguien de su confianza. Puede incluso que se tratase sólo de un paquete enviado por correo aéreo. Lo cierto es que los servicios secretos americanos se las ingeniaron para que el avión se pasase de largo varios centenares de kilómetros y aterrizase en Malta. Allí habían preparado una habitación especial en el aeropuerto con lámparas especiales y las cámaras para fotografiar los folios. La operación duró dos horas y después la copia fue devuelta a su lugar en la bodega. Esto sucedió en 1956. (...) en el verano de 1958, se envió a una imprenta holandesa llamada «Mouton». Fue todo clandestino. Ni siquiera el dueño de «Mouton» se enteró de lo que estaba pasando. La tirada fue de 1.160 ejemplares y terminó de prepararse en agosto de 1958. Era la primera edición en ruso. En italiano apareció en 1957 y en francés y alemán en 1958, pero antes del mes de agosto. La rusa, por tanto, era la cuarta edición y la quinta fue la inglesa, que vio la luz en septiembre, el mes en el que se falló el premio Nobel. El que tenía los derechos era Feltrinelli y su editorial estaba en Milán. La CIA recurrió a una hábil estratagema. Se encargaron de hacer que a oídos de Feltrinelli llegase la información de que en Holanda había aparecido la edición rusa. El editor, indignado, viajó a Amsterdam y amenazó con llevar a todos ante los tribunales por piratear su copia. La CIA logró convencerle de que el Nobel sería para Pasternak y de que los libros, al no llevar en la portada el lugar, año de impresión ni el nombre de la editorial, impedían presentar cualquier demanda. Al final, tras comprobar que el manuscrito utilizado era efectivamente el suyo, Feltrinelli aceptó poner su nombre y Milán como lugar de impresión. El editor italiano, sin embargo, no puso el signo del copyright, por lo que la edición era ilegal.
Etiquetas: NOTICIA, pasternak, premio nobel, rusia, suecia, tolstoi
Sin duda pocas novelas pueden jactarse de hacer todo ese recorrido para su publicaciòn; que me resulta sorprendente, sin duda...
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