MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Murió Harold Pinter

Harold Pinter. Fuente: smh.com.au

Este miércoles, en plena noche buena, falleció el dramaturgo inglés Harold Pinter, quien obtuvo el Premio Nobel en el 2005. Polémico, luchador, hablador infatigable, enemigo acérrimo de la participación de Gran Bretaña en la guerra de Irak, su premio Nóbel la verdad es que dejó helados a la mayoría pese a su innegable contribución al teatro en lengua inglesa. Imposible dejar de pensar que no fueron, necesariamente, sus méritos literarios sino aquellos de luchador social-políticamente correcto los que lo condujeron a este premio sin mayor trascendencia (sobre todo si se compara con el que obtuvo en la misma década JM Coetzee o el mismo Le Clezio). En fin, nos dejó Harold Pinter y queda su obra. Como siempre. Dice la nota en Ñ:

El miércoles murió el escritor inglés Harold Pinter, autor de más de treinta obras teatrales que buceaban en la violencia, el autoritarismo y los perversos juegos de poder que subyacen en la experiencia doméstica y política de la segunda mitad del siglo XX. Pinter tenia 78 años y le habían descubierto un cáncer de esófago en 2001. La enfermedad le había impedido recibir personalmente el Premio Nobel de Literatura en 2005, pero no seguir trabajando en guiones cinematográficos e incluso volver fugazmente a su viejo oficio de actor. Pinter deja una impecable obra dramática que incluye obras como El montaplatos (1957), El Cuidador (1959) o La vuelta al hogar (1965), representadas casi ininterrumpidamente también en la Argentina. Sin embargo, en los últimos años su exposición estuvo más ligada su rol como polemista político y defensor de los derechos humanos, que a la literatura. Pinter pertenecía a la generación que presenció el arco de sofisticación de la violencia que cruzó todo el siglo XX y los primeros años del XXI, desde la Segunda Guerra Mundial a la invasión de Irak. A diferencia de autores del teatro del absurdo como Beckett y Ionesco, con los que frecuentemente se lo relaciona, su obra tuvo un anclaje mucho más realista y político. Entre otras innovaciones formales, a Pinter se le reconoce la búsqueda de un lenguaje poético que incluyera el léxico, los tonos y la irracionalidad del lenguaje coloquial. También se destaca su maestría en el uso de los silencios, uno de los rasgos de su teatro que más parodiaron sus detractores. La variedad de escenarios y personajes que retrató en su obra van de los obreros que comparten una pensión en The Room (La habitación, 1957), su primera obra, a los aristócratas que cenan en un lujoso restaurante en Celebración (estrenada en 2000), su última obra.

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10:46 a. m.

Me deja pensando eso de los Nobel... No puedo opinar, del dramaturgo no sé nada. Suerte.    



6:05 a. m.

Es muy lamentable que los literatos menosprecien el teatro y la escritura teatral como una rama de la literatura que sale a enfrentarse con la carne que es el escenario.

El mejor escritor (y me atrevería a decir novelista) de todos los tiempos es y será Skakespeare. Pero claro, seguro que es más "importante" Le clezio. Pinter no necesitaba el Nobel. El Nobel, tal vez, sí.

saludos.    



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