MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Pavese, 100

Cesare Pavese. Fuente: sarnari.net

El pasado 9 de septiembre yo estaba fuera de este mundo y, por tanto, de Moleskine Literario. Por eso no pude colocar, como es debido, el reconocimiento a un escritor que admiro muchísimo y que, además, literariamente salvó mi vida cuando era un adolescente. Se trata de Césare Pavese que el pasado 9 hubiera cumplido 100 años. Leo en la revista Ñ del diario "Clarín" que hablan del escritor italiano y específicamente sobre su diario, que uno debería leerlo como algunos leen la biblia: solo un fragmento, elegido al azar, todos los días: El oficio de vivir.

Pavese tomó una considerable dosis de somníferos y se murió en el hotel Roma, de Turín, en 1950, en la cumbre de su éxito. Acababa de recibir el premio Strega, que era ya, a tres años de su creación, el Pulitzer italiano, o mucho más, proporcionalmente. La guerra había terminado cinco años antes. Los norteamericanos, de cuyo estilo aprendía Pavese, habían estado en Italia, el mafioso Lucky Luciano había asesorado al espionaje militar de Washington respecto del desembarco en Sicilia, y con eso obtuvo su libertad (...) No había motivos para que se matara. Dos mujeres, al parecer, decidieron, aleatoriamente, hechos que en su biografía parecen casi casuales. Primero, su encarcelamiento durante el fascismo, antes de la guerra, debido a la posesión de unas cartas de una activa participante de la Resistencia, la mujer "de voz ronca". Después, el suicidio, tras la relación con "la inquieta angustiosa que se sonríe sola" –se supone, la actriz norteamericana Constance Dowling–. El motivo de ambos desvíos de aquella voluntad suya de literatura viril está dicho en su famoso diario publicado como El oficio de vivir, que debería llamarse lo contrario. Se cita a menudo la última nota de éste: "Non parole. Un gesto. Non scriverò più" (No palabras. Un gesto. No escribiré más). Se omite el recorrido de las semanas previas, incluso la línea poco más arriba referida al suicidio, mezcla de misoginia y reclamo estoico: "Sin embargo, mujercitas lo han hecho..." Si escribió esto el 18 de agosto de aquel año 50, en marzo había escrito: "No nos matamos por el amor de una mujer. Nos matamos porque un amor, cualquier amor, nos revela en nuestra desnudez, miseria, desvalimiento, nada."Y cuatro años antes había escrito: "Los dioses para ti son los otros, los individuos autosuficientes y soberanos, vistos desde afuera".

Ah, Césare! Maestro! Qué difícil y qué fácil al mismo tiempo resulta escribir y hacer simultáneamente aquel "gesto". Cómo te comprendo ahora.

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