Lo nuevo de Fuentes
Otro autor del Boom que acaba de publicar, pero felizmente no es póstumo, es Carlos Fuentes (más conocido como El Autor Que No Leyó A Bolaño). Su novela se titula, casi esotéricamente, La voluntad y la fortuna y va por Alfaguara, como siempre. Aquí un diálogo publicado en Babelia con el narrador mexicano y Juan Cruz. Y yo, como siempre, cruzo los dedos como cada vez que me dicen que Fuentes vuelve a publicar. Le preguntan a rajatabla qué se propone literariamente. Contesta:
No hay creación sin tradición ni nueva tradición sin nueva creación que la alimente. La novela de México fue primero una novela testimonial, muy directa, de la revolución mexicana, Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán... Hubo una gran ruptura. Recuerdo el asombro que para mí fue leer Al filo del agua, de Agustín Yáñez, a finales de los cuarenta, porque tomaba los temas tradicionales, el campo, la Iglesia, y los transformaba en una literatura totalmente moderna, novedosa. Esto fue en el año 1947-1948. Y en 1955 tienes Pedro Páramo, que es la mejor novela que se ha escrito en México y que revolucionó totalmente el quehacer novelístico. Con ella, Rulfo cerró con broche de oro esa temática. Después de Rulfo no era posible seguir esa temática, fue el genio de Rulfo el que dijo: "Yo cierro esta tradición con un árbol desnudo del cual cuelgan manzanas de oro, y vámonos a otra cosa". Yo me dije: hay un gran tema, la Ciudad de México, ¿por qué nadie lo ha abordado? Estamos viendo nuestra ciudad, que entonces tenía cinco millones de habitantes, es el centro tradicional del país, una ciudad muy pujante, muy diversificada, muy misteriosa, con un movimiento social y personalidades extraordinarias, y por eso escribí La región más transparente, casi como un dictado de la ciudad misma que me dijo: "Siéntate y escríbeme, no seas cabrón".
En la entrevista, realizada meses atrás, adelanta algo de su nueva novela:
Acabo de escribir una novela en primera persona, La voluntad y la fortuna, cosa que rara vez hago, y sentí una libertad muy grande para ser yo mismo siendo distinto; sin embargo, habla en primera persona y es yo en cierta manera. Es un muchacho cuya cabeza cortada habla. Le han cortado la cabeza en un acto criminal en Acapulco y dice: "Soy una de tantas cabezas cortadas al día de hoy". Y añade: "Voy a contarles esta novela antes de que se me olvide todo". Y la cuento. Es una historia un poco Caín y Abel... En medio hay toda una sociedad, una ciudad, muchos personajes, me divertí mucho inventando personajes. Vladímir Propp, el crítico ruso, tenía razón: hay doce temas, más o menos, en la novela, padres e hijos, hombres y mujeres, sexo, hijo pródigo: me voy de la casa, regreso a la casa, el viaje, la aventura, Ulises..., son muy pocos temas. La originalidad no es la temática, sino la manera de tratar los temas de siempre. Hay un dios de la ficción que un día dijo: "Vamos a contar el regreso de un hombre que ha estado ausente diez años a través de las peripecias de su vuelta. Vamos a contar la historia de dos hermanos, uno de los cuales asesina al otro...". Todo eso está temáticamente dicho, pero el tratamiento es cada vez distinto. En el siglo XIX hay por lo menos tres grandes novelas que se refieren a la mujer y al adulterio, Anna Karenina, Madame Bovary y Effi Briest. Las tres son distintas porque hay un sello de creación de un mundo alrededor del asunto que lo convierte en algo totalmente novedoso. Sabiendo que no es novedoso, todo le da el aire de la primera creación. Escribir sintiéndote el Dios de la primera creación es el gran privilegio de la literatura.
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Fuentes se olvida de Chejov, escribiendo sobre el adulterio en La dama del perrito.
Y ya en el siglo XX, Stefan Zweig retoma el tema maravillosamente en Veinticuatro horas de la vida de una mujer.
Saludos desde Buenos Aires,
Andrea Paula Garfunkel
3:00 p. m.
Fuentes en maestro. Probablemente nunca me voy a olvidar de su Aura, y eso que falta leer tanto. Suerte.
9:45 p. m.
Creo que Fuentes es un escritor superior a Roberto Bolaño.
Saludos.
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