Enrigue novelista
La trama se sustenta en las vidas de Jerónimo Rodríguez Loera, quien nace en 1936 en el entonces remoto pueblo jalisciense de Lagos de Moreno, pero tiene la capacidad de recordar el ciclo de sus reencarnaciones: miembro de una tribu en la época de las cavernas, una doncella griega, un sacerdote seglar en el siglo XVII…“El motor de la novela es una de esas perlas que uno se encuentra en la calle, esas cosas que de joven no habría admitido jamás, porque decía ‘los libros vienen de los libros’ y no estaba dispuesto a negociar eso. “Si bien pienso lo mismo, esta viene de una experiencia: conozco a una persona que recuerda sus vida anteriores, y no es un loco, es una persona común, con quien de pronto estás tomando un café y el te dice ‘claro, me dijiste eso en Sicilia, en el siglo XIII’ ”, cuenta Álvaro Enrigue.
Al leer el argumento no me quedó claro dónde quedaba el Enrigue que yo conocí. Pero luego, con esta anotación final, ya me quedó más claro: Ahí está el último romántico solitario, genio y figura, contando la historia de amor más extensa que se ha escrito jamás.
Todos los elementos que le dan clase y prestigio al libro sirven para contar una chingada historia de amor, la más grande del mundo, no la más pasional. 34 mil años no está mal: el personaje se tira a una mujer en la era de las cavernas y la recupera en el Palacio de Bellas Artes
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