El año de Gumucio
Rafael Gumucio hace en la Revista de Libros una exploración hombre-dentro y describe su complicado año literario 2007 que incluye una mención al Moleskine Literario. Por cierto, Rafael, más allá de las diferencias en la lectura de Sebald debo decirte que en Moleskine Literario esperamos ansiosamente la llegada de tu próxima novela. ¡Ningún niño viene sin pan bajo el brazo! Mucha suerte en el 2008.
Dice Gumucio: "Viciosamente, empecé a escribir ya no para comprender, o disfrutar, sino para enfrentarme con esos fantasmas que me mordían, pero que me acompañaban, que me saboteaban, pero al menos se preocupaban por mí. La literatura, mi literatura, la opinión de mis amigos, de mi esposa, de mis hermanos, Bolaño, la moda intercultural, los siempre tan bien portados jóvenes escritores sudamericanos, los Moleskines literarios. Envidioso, afiebrado, sordo y ciego, pasé por alto el embarazo de mi mujer, el nacimiento de mi hija, preocupado al mismo tiempo de nutrir y abortar mi propio criatura, de dar vida y matar, de mostrarme y esconderme para no admitir ese miedo a publicar, a exponerse sin máscaras, del que tanto me había burlado en mis mayores de la generación justo anterior a la mía.Incapaz de avanzar no me quedó otra que retroceder. Busqué entre mis papeles, entre mis libros, pero no encontré respuestas. (...)
Nació mi hija, aterrado por la pobreza posible volví a andar en micro. Todo un mundo que conocía, el de las calles de Santiago, el de mi propio tiempo sin apuros, sin escape, se me hizo patente. Recordé lo que sabía cuando empecé a escribir -cuando no conocía a los editores de Barcelona-: sólo yo puedo contar mi soledad en la multitud del paseo Ahumada. El verdadero trabajo literario no se mide en horas frente al computador, sino en ese enfrentamiento con esa parte de tu intimidad y la del país que es tan íntima que hasta tú desconoces, con ese temblor que seria más fácil pasar por alto, pero que cuentas, que con urgencia tienes que contar para separarlo de ti, para hacerlo objeto, mercancía, es decir olvido.Luego vino Sciascia y Lampedusa escribiendo sobre Stendhal, y Chesterton escribiendo sobre Dickens, recordándome al pasar, como si fuese lo más natural del mundo, que un buen libro es Algo que se convierte en Alguien. Un objeto que respira como una persona, una persona que sólo es querible, soportable cuando no es consistente, cuando no sabe, cuando se contradice, cuando lo intenta y no cuando lo logra. Esa persona sé, ahora al comenzar 2008, es lo que tengo que intentar ser totalmente para escribirla después. Mi novela, ésta y las que vendrán tienen que respirar antes de hablar y hablar sólo para respirar.El intento contrario, sé ahora, el escribir para ser, fue mi gran error del 2007.
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Ese mismo día Rafael Gumucio aparecía publicando en 3 suplementos:
La Revista de Libros
LA Revista de Viaje
entregaba su opinón sobre las mujeres que hacen topless en la playa.
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