Bolivia Literaria
No tener un "representante" durante los años del Boom han convertido a la literatura boliviana, como la ecuatoriana, en las "cenicientas" literarias hispanoamericanas. Por eso es interesante conocer qué existía en la literatura boliviana en aquellos años y qué existe ahora, más allá de Edmundo Paz Soldán que es su "autor internacional de bandera" o algo así. En Página/12 hacen un especial genial al respecto donde se comenta la presencia transformadora de Jaime Sáenz e incluso descubren a un "bukowski" boliviano.
Sobre Jaime Sáenz dicen: "Dicen los entendidos que la literatura boliviana del siglo XX tiene su punto de quiebre a partir de la obra de este misterioso escritor y poeta paceño llamado Jaime Saenz. La literatura “saenziana”, como gustan llamarla los críticos especializados, intenta recuperar el espacio ocupado por el silencio del anonimato y de la dominación. “El escritor es un místico, al igual que el alquimista. En el ejercicio de la mística encontrará la materia prima de la obra”, le gustaba decir a Saenz, durante las prolongadas tertulias que ofrecía en su casa, en los denominados Talleres Krupp, epicentro de la movida literaria boliviana avant-garde, de la década del sesenta. Con una obra poética descomunal, varios libros de cuentos y Felipe Delgado (1979), la novela de la literatura boliviana de los últimos 30 años, este hombrecillo enorme bordeó y exploró las zonas más oscuras del ser paceño. En sintonía con la deriva errática del maldito Céline: las rondas nocturnas, los delirium tremens y obviamente el alcohol hicieron que el mito de Saenz haya cobrado dimensiones monumentales dentro de las letras bolivianas. “Felipe Delgado encarna ese personaje paceño mítico del que se habla en bares y en los cafés, a tal punto que se confunde con su propio autor. A estas alturas ya nadie sabe si Jaime Saenz era Felipe Delgado o viceversa o si era Jaime Delgado o Felipe Saenz”, comenta el escritor cruceño Homero Carvalho.
Y sobre Víctor Hugo Viscarra dicen: "“Lleve este casero. El Bukowski boliviano”, me sugiere un librero mientras le doy un sorbito a un vitamínico jugo de api, en las cercanías de la Catedral de San Francisco, en uno de los tantos barrios marginales de La Paz. “Si se da una vuelta por los barcitos de mala muerte que están cerca del Cementerio General, puede encontrar ese mundo que caminó Víctor Hugo Viscarra”, agrega el hombre. Narrador del margen y dueño de un lenguaje directo que atrapa, Viscarra escribió sobre lo que conocía: el insoportable frío paceño, el singani barato, la delincuencia, la adicción a la clefa y la marginalidad. “Se podría decir que estoy demasiado emputado con mi existencia. Cada día que pasa, ni bien le estoy pescando gustito al sueño, ¡zas!, un puntapié disfrazado de negro me recuerda que tengo que levantarme y seguir caminando sin tener a dónde ir. Porque para los miserables como yo, no existe el derecho de dormir nuestro cansancio encima de una tarima del pasaje Tumusla”, escupe Viscarra en Avisos necrológicos (2005), su quinto libro de relatos. Viscarra eligió vivir en la calle hace más de tres décadas. Esas calles donde no tenía nada que perder, donde caminar la noche con un abrigo y su botellita con alcohol puro fueron construyendo su universo. “Jamás podrán decir que Víctor Hugo escribía sobre lo que no sabía, como ocurre con varios escritores borders de moda”, explica la editora Virginia Ayllón. Solo unos papeles garabateados que atesoraba en los bolsillos de su saco guardaban esas caminatas nocturnas de Viscarra. Cuando pesaban demasiado, quedaban olvidados en cualquier rincón de un boliche o junto al banco de una plaza. Lo que atesoraba Víctor Hugo no necesitaba espacio físico.
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Mi curiosidad lectora, al saber que se habala mucho de jaime saenz,hizo que comprara algunos libros del poeta y narrador, ahora estoy leyendo Felipe delgado, tratando de comprender, el por qué se habla tanto de él, cuando concluya daré mi punto de vista, quizás también comprenda la muerte del narrador Crispín Portugal, o quizás no.
Saludos.
11:27 a. m.
Rosse Marie Caballero
Es verdad, no hemos tenido en Bolivia un autor que parangone con un Vargas Llosa, o José Donoso a demás de los otros conocidos autores de América Latina. Pero ahora, existe una buena camada de autores, especialmente mujeres, que están incursionando de manera agresiva en la literatura (narrativa) boliviana. Puedo nombrar a Blanca Elena Paz, Galia Yaksic, Cecilia Romero, Giovanna Rivero, Virginia Ayllón, Caludia Peña, Paola Senseve y Rosse Marie Caballero, entre otras muchas. Esperemos que este sea el siglo de las narradoras bolivianas.
Saludos
8:10 p. m.
Muy buen post, muy interesante... Felicidades!
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