MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

10 años sin Soriano


[PAGINA12] Recuerdo que cuando estaba en los primeros años de Facultad viajé a Buenos Aires con Paul Firbas, un estupendo crítico literario actualmente en EEUU, quien estaba obsesionado con conseguir una edición de La pérdida del reino, de José Bianco, y una entrevista con Mempo Giardinelli, por entonces aún no ganador del premio Rómulo Gallegos pero sí editor de la versión argentina una revista que le enviaba su mamá Lily -quien, dicho sea de paso, se ha convertido en una simpática blogger y poeta- desde Buenos Aires y ambos devorábamos: Puro cuento. Por mi parte, yo estaba interesado en conocer no tanto a Mempo sino, a través suyo, a un autor al que admiraba mucho por sus libros pero, sobre todo, me intrigaba como personaje por aficiones que compartía como su pasión por los gatos, el cine mudo y el fútbol: Oswaldo Soriano. Sabía que Giardinelli y Soriano eran muy amigos, o eso creía, y antes de que terminara la entrevista me atreví a preguntarle si podía contactarme con Soriano. Entonces me lanzó una mirada extraña (entonces no podíainterpretarla, pero ahora la identifico con celos y, claro, la incomodidad de brindar un teléfono privado a un desconocido), y luego me dijo que no iba a poder hablar con él porque era un cascarrabias y si, por ejemplo, lo llamaba a una hora inapropiada iba a tener que aguantar una tanda de insultos porteños. Obviamente, mi espíritu poco aventurero, mortecino y limeño, como la garúa, me hizo desistir.

¿Por qué este recuerdo? Porque la revista Radar le ha dedicado un número especial llamado "10 años sin Soriano" en el que además de publicar textos inéditos, y su última columna, un grupo de escritores argentinos (confieso que escribí "un nutrido grupo" y luego lo borré... uno deja de postear unos días y pierde el ritmo) comenta sus obras o recuerda anécdotas con el autor de Triste, solitario y final (eso de mencionar al autor por su obra es un recurso tan pueril como lo de "nutrido grupo" pero no lo borro porque el título de la novela, obviamente basado en Raymond Chandler, es estupendo). Entre los autores que recuerdan están: Osvaldo Bayer, Rodrigo Fresán, Guillermo Saccomanno, Eduardo Febbro, Ariel Dorfman, Eduardo Galeano, Juan Forn, Rodolfo Rabanal, Luis Gusmán, Jorge Di Paola, Andrew Graham-Yooll, Eduardo Pavlovsky, Mempo Giardinelli, Rogelio Demarchi, Angel Berlanga, Angélica Gorodischer, Esther Cross, Alicia Plante y Angela Pradelli. Se lo merece, aunque tengo la impresión de que ya no se le lee tanto como en los 80.
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