Pamuk: dos almas
[CLARIN] La obra del turco Orhan Pamuk recién empieza a circular en América Latina, pese a que Alfaguara ha traducido casi todo, además de Mondadori que tradujo La casa del silencio, debido especialmente a la dificultad de la importación desde España de un autor que no despertaba entonces demasiada atención. Alejandra Rodríguez Ballester hace un resumen en "la revista Ñ" del diario Clarín de los aspectos a tomar en cuenta en la obra del reciente premio Nobel.
Por ejemplo, dice: "Aunque se declara occidentalizado y satisfecho de serlo, Pamuk es crítico de la forma en que la elite gobernante impuso esa modernización, muchas veces a través de la coacción de gobiernos militares que no intentaron combinar orgánicamente las dos culturas y arrasaron con costumbres retrógradas pero también con la vitalidad y la riqueza cultural del imperio Otomano. "Turquía no debería preocuparse por tener dos espíritus, dos almas", afirma en la convicción de que el islamismo puede ser compatible con la modernidad y la democracia, en momentos en que su país intenta el ingreso a la Unión Europea.
También comenta la autora sobre el tema político que tanto llamó la atención en los cables sobre su censura a principios de año: "(...) aunque no se considera a sí mismo un escritor político, asume esta posición como inevitable, casi forzada por las circunstancias. Sus breves comentarios sobre la matanza de kurdos y armenios en 1915, realizada en el diario suizo Tages Anzeiger, le valieron una demanda en los tribunales turcos, ya que el gobierno de su país sigue negando el genocidio armenio. Por otra parte, a pesar de que es criticado por sectores radicales por sus manifestaciones políticas, Pamuk es considerado una celebridad nacional en Turquía: es casi tan popular como una estrella de rock, la gente lo saluda por la calle y los taxistas no le cobran el viaje".