Damas chinas
[EL MERCURIO] En la Revista de Libros de "El Mercurio" aparece una reseña a la novela de Mario Bellatin Damas chinas, reeditada reciéntemente por Anagrama, escrita por María Sonia Cristoff y publicada antes en La Nación. La reseñista inicia su texto del siguiente modo: "Con la misma impasibilidad con la que detalla, en los dos primeros párrafos, el desinterés creciente que últimamente le causan su profesión, su mujer y sus amigos, el narrador de Damas chinas dice, al principio del tercero, "He tenido dos hijos, uno de los cuales está muerto". A esta declaración no siguen, como podría esperarse, una catarsis que acorta la distancia del narrador o una pesquisa alrededor de un pasado. Estamos hablando de Mario Bellatin, un autor que ha hecho de sus 14 libros publicados un minitratado del desapego".
Recuerdo que Damas chinas fue la última novela publicada en el Perú por Mario, en 1995, antes de que viajara definitivamente a México, y luego del enorme éxito que significó Salón de belleza. La crítica literaria y la prensa respondió con frialdad antes esta novela que consideraron apresuradamente "la repetición de una fórmula". Sin embargo, luego de casi una década ha tenido un segundo debut (aunque, en realidad, ya se había reeditado antes en editoriales pequeñas y siempre con éxito) amparado, sobre todo, por sus nuevos libros que le dan un sentido a esta novela precursora de todos los recursos que luego explotará. Por ello, Kristoff califica de "quinta esencia" de la obra bellatinesca a Damas Chinas. Dice: "La estructura de cajas chinas a la que esto rápidamente remite se afina todavía más si pensamos en el juego de mesa al que el título de esta novela hace referencia. En él, fichas de hasta seis colores distintos que tienen como aparente objetivo único desplazarse hacia el extremo opuesto de una estrella de seis puntas, van creando, en su entrecruzamiento, dibujos imprevistos. En este caso, las voces del ginecólogo, del niño y de la señora se desplazan hacia la voz del otro con el aparente objetivo de agregar una anécdota - los encuentros con prostitutas, el trámite burocrático, el accidente de una niña- y paralelamente, en ese movimiento, van haciendo referencia a la tentación del filicidio. Tema que, sea fantaseado por los padres o por los hijos, concretado o no, infligido en un solo acto o diseminado a lo largo de toda una vida, es cualquier cosa menos sencillo. La estrategia sutil y la distancia con las que aparece tratado en Damas chinas sólo aumentan la agudeza de su abordaje. La impasibilidad, en Bellatin, no está exenta de conmoción"