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Saramago activista

José Saramago recibe a Haidar. Fuente: EFE/ elpaís

A pesar de la edad, de la enfermedad, del cierre de su blog y de todo lo que quieran, "Pepito" (ya saben, con cariño) Saramago anda muy activo. Recibió en el aeropuerto de Lanzarote la visita de la activista marroquí, Aminatou Haidar, actualmente en huelga de hambre. Así lo cuenta el diario El País:
"Lo que ha hecho Aminatou, al margen de poner en riesgo su propia vida, tendrá que servir para despertar la conciencia internacional para que se resuelva un problema que tendría que estar resuelto hace años ya", ha declarado Saramago después de entrevistarse con la activista en el aeropuerto de Lanzarote, donde permanece en huelga de hambre desde el 15 de noviembre tras negársele la entrada en El Aaiún. "La encontré animada, con su sonrisa única y con una serenidad increíble", ha señalado sobre la situación de Haidar el escritor portugués, que ha subrayado su impresión de que "esta mujer está dispuesta a aceptar lo peor, y lo peor es la muerte, pero sin que le tiemble el pulso", en defensa de su demanda de que se subsane la negativa inicial de Marruecos a que entrara en El Aaiún, adonde regresaba de un viaje. Y ante esa expectativa de un dramático final para la activista saharaui José Saramago ha valorado los intentos que el Gobierno de España ha hecho hasta el momento para poner fin a su situación. "Está acusándose mucho al Gobierno de España", ha dicho al respecto, y ha añadido: "Yo no estoy aquí para justificar al Gobierno de España, pero, por lo menos, ha presentado cuatro propuestas", de las que "las tres primeras han sido rechazadas y no quedó claro con qué argumentos han sido rechazadas".

Pero su activismo no solo lo lleva a defender causas contemporáneas. También algunas muy extemporáneas, tanto como el asesinato de Caín y Abel, la primera crónica roja de la historia, como lo muestra la nueva novela Caín (Alfaguara) que busca ser polémica defendiendo al acusado. Y, al parecer, lo consigue. Dice una nota de Margara Averbach en Ñ:


En la novela –explícitamente relacionada con El evangelio según Jesucristo cuando se dice que un dios que pide que sacrifiquen un hijo también matará al propio–, hay un momento que resumen todas las acusaciones contra dios: la discusión sobre la destrucción de sodoma y gomorra y la cantidad de inocentes que pudieron haber muerto en ella. "Pienso que había inocentes en sodoma y en las otras ciudades que fueron quemadas, Si los hubiera, el señor habría cumplido la promesa que me hizo de salvarles la vida, Los niños, los niños eran inocentes, Dios mío, murmuró abraham (...) Sí, será tu dios pero no fue el de ellos". Pero el narrador no se queda en la crítica; al contrario, propone varias veces un dios diferente, un dios "transparente y límpido como cristal en lugar de este continuo pavor"; un dios no envidioso, capaz, por ejemplo, de enorgullecerse de sus criaturas por la construcción de la torre de babel en lugar de castigarlas por el intento.¿Se entiende por qué es imposible comentar un libro así sin decir quién lo comenta? Según quién lo lea, puede ser inolvidable o intolerable. Excepto, claro, en el nivel de la escritura. La escritura de Saramago es, para mí, el "casi" indiscutible. Su prosa intensa, intencionada; su negativa a puntuar y usar mayúsculas de la manera tradicional; la forma en que obliga a la gráfica a reflejar su pensamiento; la belleza, la armonía, el dolor amargo de sus palabras no se parecen a los de ningún otro escritor. No hay duda de que Caín dice exactamente lo que él quiso que dijera y ése es, en el fondo, el secreto de toda buena escritura.

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