MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Simonetti rodante

Publicidad en micros de Pablo Simonetti. Fuente: quepasa

Pablo Simonetti no para de rodar y rodar por todas partes. Es ubicuo. Y no solo porque ahora esté en un agotador book tour (hace unos días estaba comiendo un chifa en el Wa Lok, ahora está desayunando en Buenos Aires o sabe dios dónde) para promocionar su novela La barrera del pudor (Norma), un inusitado best seller en su país donde desplazó a la misma Isabel Allende, sino porque su rostro aparece grabado en los microbuses de todo Chile en una campaña publicitaria que, a diferencia de lo que ocurriría en Perú con un autor nacional, allá ha sido bien recibida por la mayoría (aunque hay voces discordantes, obvio). En Buenos Aires habla sobre aquello que lo impulsó a escribir:

¿Y cuándo se produjo en usted el cambio?
El reconocerme como homo­sexual frente a mi mundo sig­nificó que mi vocación literaria –sumergida desde la adolescen­cia– volviera a resurgir. Yo había seguido el camino del hombre que se suponía que debía ser: ingeniero, hijo de mi padre in­dustrial, listo para trabajar en su fábrica, para casarme, tener hijos, darle nietos, y seguir viviendo dentro de un mundo que te entre­gaba sus armas, sus blasones, sus redes y su protección. Al renun­ciar a eso, en el instante en que te reconoces gay, claro, quedas solo, pero la idea de ti mismo se forta­lece. A los dos días que dije "mi­ren, soy gay", ya estaba diciendo quiero escribir. No sabía por qué lo había olvidado. Con el paso del tiempo, cuando publiqué Vidas vulnerables , mi madre me regaló todo lo que había acumulado de mí hasta los 10 o 12 años. Creo que esas novelas que nunca ter­miné las estaba escribiendo para otro, para la aceptación de otro. En cambio, Madre que estás en los cielos la escribí para mí, por una motivación irrefrenable, sen­tía que me la debía a mí mismo, y que había mucho de mí en ella. No respondía a una expectativa de la novela que yo debía escribir. Y así han sido las tres novelas. Eso creo que es lo que me liberó. Hay que tener un poco fe en ti mismo y no estar pensando en qué solu­ción le gustará a la crítica o a tus amigos o a tu maestro.

¿Chile ya no es más el país pa­cato y conservador que era?
La sociedad chilena hoy clara­mente no se siente representa­da en sus ficciones, y sobre todo no se siente representada en la ficción que la política y la moral imperante hacen de ella. Cuando tú escuchas hablar a nuestros po­líticos y líderes, la sensación que te da es que están hablando de un país diferente al que nos toca vi­vir. A veces hablan sobre los gays como si fuéramos una especie de alienígenas. Y la realidad social creo que está mucho más avanza­da. La visibilidad gay ha aumen­tado enormemente, los hijos gays se salen del closet mucho antes, de familias conservadoras, no conservadoras, pobres o ricas. Lo mismo ocurre con la mujer, su in­dependencia, su lugar en la pareja y su sexualidad, que ya es tema. Novelas como ésta son leídas por señoras de 90 años. A pesar de Simonetti y de la apertura, el escudo chileno sigue rezando "Por la razón o la fuerza" y Sebastián Piñera, un exponente de la derecha es el principal can­didato a acceder a la presidencia. Sin embargo, este admirador de Henry Miller, no pierde la espe­ranza: "El 50% de los chilenos son progresistas", insiste

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