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Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Ivo Andric reseñado

Ivo Andrić junto al puente sobre el Drina. Fuente: wikipedia

Ivo Andric es uno de esos nombres que integran la lista de los premios Nobel bajo el título ¿Qué fue de su vida? o ¿Y ahora quién los lee? Nació en Bosnia, en el año 1892 y murió en 1975. El premio Nobel lo recibió en 1962. Su novela más famosa, Un puente sobre el Drina, ha sido traducida a decenas de idiomas (incluido el castellano) pero es difícil encontrar otro título suyo, y me imagino que incluso la novela célebre solo habrá aún en librerías de viejo. La editorial Acantilado, sin embargo, apuesta por Andric y acaba de publicar la colección de relatos Café Titánic que de inmediato reseña, como no podía ser de otro modo, Mercedes Monmany. Dice:

Andric llevaría grabada siempre en su piel la tragedia autrodestructiva de su tierra. Conocedor al milímetro de cada palmo de la Historia, las diferentes religiones y tradiciones, los traumas, aconteceres, persecuciones, guerras, odio y rencor acumulado y transmitido a través de generaciones, la visión desesperada de su tierra atravesaría toda su obra, como se observa en un pesimista y espléndido relato, «Una carta de 1920», perteneciente a Café Titanic (y otras historias). Cuatro veces más amor. En este impresionante y concentrado réquiem o lamento del fracaso del humanismo en esos fieros y a la vez privilegiados enclaves, a mitad de camino entre Oriente y Occidente, Andric retrataba, a través de la conversación mantenida por dos amigos en una estación durante la época de entreguerras, también a muchos de sus antiguos compañeros de idealismo. Una conversación que giraba en torno a la casi imposibilidad en esas tierras de una labor normal ejercida por intelectuales y hombres de cultura cosmopolita, que apaciguaban ánimos y llamaban a la razón, pero que muchas veces eran empujados al exilio por pura desesperación: «En esta tierra atrasada y pobre, en la que viven apiñadas cuatro religiones, debería haber cuatro veces más amor, comprensión mutua y tolerancia que en otros países. En Bosnia, por el contrario, la incomprensión que a veces se transforma en odio abierto es casi la característica general de sus habitantes? En una tierra como Bosnia, el que no es capaz o, lo que es peor, el que conscientemente no quiere odiar, siempre es un poco extranjero y un degenerado, y con frecuencia un mártir». Andric dedicaría una parte importante de su obra a los judíos sefardíes, en especial a los de Sarajevo, como se demuestra en el relato o reflexión que abre el libro, «En el cementerio judío de Sarajevo», pero también en el magnífico y terrible cuento que lo cierra, «Café Titanic», ambientado en los días del Holocausto. Una aniquilación, la de los judíos, desarrollada en aquella zona a través de la perfecta coordinación de nazis y feroces ustachas croatas, que saqueaban, expoliaban, torturaban, hasta la final deportación hacia los campos de exterminio: «Siempre quisieron vivir, y siempre en el curso de su difícil historia les arrebataban algo de su existencia. Pero los últimos les quitaron la vida

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10:15 a. m.

Nunca oí hablar de él...Por cierto hay un error de redacción en la primera estrofa. Suerte.    



1:41 p. m.

arthur:
No estoy de acuerdo. Andric no es un autor olvidado y su grandiosa novela, Un Puente sobre el Drina, se puede encontrar en todas las librerías.    



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