MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Marilyn psicoanalizada

Marilyn en la cama. Foto: Milton H. Green. extracine

Al fin la editorial Afaguara publicó la famosa novela de sicoanalista francés Michel Schnieder, Últimas sesiones con Marilyn, en la que recrea una supuesta terapia con el más grande mito de Hollywood. La novela llegó a ser finalista del Goncourt y en la reseña que José Antonio Gurpegui hace para "El Cultural" se llega a decir que da "una vuelta de tuerca" al "New Journalism”.

La historia se narra mediante viñetas, de no más de tres páginas, en las que el lugar y la fecha funcionan como singular título: “Nueva York, Gladstone Hotel, calle 52 Este, marzo de 1955”; “Berkeley, California, 5 y 27 de octubre de 1961.” El orden no es cronológico y tampoco todas ellas tienen como protagonista a Marilyn, pues el proceso de la terapia y el propio psicoanalista, Ralph Greenson, funcionan como motor y personaje secundario de la historia narrada. Pero todavía hay algo más, pues el propio proceso de escritura responde a condicionantes propios del género detectivesco; y no me refiero al luctuoso desenlace de la protagonista, sino a las supuestas particularidades que condujeron a la redacción de la novela. En Últimas sesiones con Marilyn Michel Schneider ha dado un giro, una nueva vuelta de tuerca al otrora alabado “New Journalism”. Como Truman Capote, gran amigo de Marilyn y ya citado en la primera línea, logra atraparnos con la expectación de una trama haciéndonos olvidar que ya conocemos el desenlace. La relación entre paciente y terapeuta llega a resultar tan interesante como la desarrollada en Lo que el viento se llevó.


El autor de la reseña afirma que la forma de la novela es mucho más interesante que el tema tratado, nada nuevo para quienes conocemos la vida de Marilyn al derecho y al revés. Y pone un ejemplo contundente: la manera como el autor soslaya la importancia capital para el psicoanálisis (y para el personaje, tratándose de un mito sexual del siglo XX) del sexo:
Las sesiones de diván, sustancia de la historia como parece sugerir el título, no se referencian sino en pequeñas pinceladas y momentos puntuales. Así por ejemplo el tema sexual, tan importante en el psicoanálisis freudiano que sigue Greenson se despacha en los primeros compases: “Mire, doctor, mi vida sexual, mi vida a secas, la veo como una sucesión de recuerdos falsos. Un hombre entra, se agita, me toma, me pierde.” (pág. 106)

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