Lo mejor del 2007 según Moleskine Literario
Algo se acaba y algo empieza. El 2007 literario debió ser recordado por ser el fin de la saga de Harry Potter pero lo será, no tengo la menor duda, por ser el año del lanzamiento del Amazon Kindle. Los métodos de reproducción y marketing de libros a lo Harry Potter (que incluía camiones camuflados y cajas que se abren a una hora en punto en todos los países) son el punto final de una Era que empezó con las novelas por entregas. Ahora toca pensar en cómo se distribuirán y comercializarán los libros en el futuro.
En lo que a mí respecta, confieso que el 2007 está marcado por ser el año en que perdí a un buen amigo y un maestro, como lo consideré siempre a José Watanabe.
Hago aquí, con retraso, mi balance de fin de año. Es un balance de lo que considero lo mejor de lo que leí en el 2007, entre lo publicado este año. No pretende ser una síntesis del año sino una elección subjetiva entre mis lecturas. El pasado ha sido un año extraño para mi vida literaria pues mi falta de tiempo para redactar reseñas en Caretas y el nuevo formato de "Vano Oficio" coincidieron para que, a diferencia de otros años, no esté al día con lo que se publica en el Perú, aunque en narrativa sí traté de seguir el ritmo. Una de las cosas que me alegra es que, honestamente (¿vale de algo esa palabra en los blogs llenos de anónimos?), muchos de los libros que considero los mejores que leí entre los publicados este año fueron escritos por personas que considero amigos míos. Por eso, a las almas sensibles que se escaldan con el tema reseñismo/amiguismo les sugiero no continuar leyendo.
Narrativa peruana
Creo que este año ha sido muy parejo en cuanto a la calidad de la narrativa peruana. Una calidad promedio, sin nada descollante, con varias obras al mismo nivel. Menciono a tres que me interesaron especialmente, pero la misma correcta impresión –sin demasiado entusiasmo- que me dejaron las tres que aparecen aquí me dejaron las novelas de Alfredo Bryce Echenique, Carlos Garayar, Carlos Calderón Fajardo, Carmen Ollé y José de Piérola. En cuanto a Daniel Alarcón, me presentó un problema que no he sabido resolver: publicada en inglés en el 2006, la traducción fue del 2007. Definitivamente, sea de un año u otro, lo ubicaría entre los mejores libros del año. Finalmente, en cuanto a autores más jóvenes, este año he visto cosas malísimas (el nivel bajo ha sido muy pobre esta vez) pero también cosas interesantes en los debuts de Jeremías Gamboa, Katya Adaui y Giselle Klatic que anuncian una buena proyección; y en cuanto a algunos autores más reciorridos de los que esperaba mucho, o incluso muchísimo, como Luis Nieto Degregori, Grecia Cáceres, Claudia Ulloa, Luis Hernán Castañeda o Marco García Falcón, debo admitir (con pena) cierta frustración en mis expectativas.
1.- El susurro de la mujer ballena (Planeta) de Alonso Cueto.- Una vuelta de tuerca de Alonso sobre el tema de la reconciliación. Una novela en la que Alonso busca un registro distinto y lo consigue, aunque no sin sobresaltos. Es interesante que la parte que me parece menos lograda, como es la descripción del “ambiente limeño”, es la que más resaltaron las críticas internacionales. A mí me sedujo sobre todo el tono de suspenso, de thriller, que se mantuvo durante toda la novela, y la creación del personaje mórbido y obsesivo de Rebeca, la mujer-ballena. Es como si un personaje rotundo de Stephen King se instalara en medio de la vida de los personajes discretos, fatalistas y ligeros del habitual estilo jamesiano de Alonso. Es una mezcla arriesgada pero a Alonso le funcionó perfectamente.
2.- Algo que nunca serás (Planeta) de Guillermo Niño de Guzmán.- Siempre he creído que un cuentista tiene una cantidad limitada de errores posibles en una colección de relatos para que ésta siga siendo considerada buena. Y Guillermo agota todos sus errores en el hórrido cuento sobre Borges, de cuyo nombre no puedo acordarme. Sin embargo, quitando ese relato, en el resto de relatos Guillermo recupera esa voz melancólica, decepcionada, incluso triste a veces, y siempre a punto de caer en la desesperación (pero sin cruzar la línea jamás) que hizo de su primer libro, Caballos de medianoche, un libro excepcional. Y, por eso mismo, este libro cargado de cosas no dichas y signos no descifrados, también lo es.
2.- Un millón de soles (Alfaguara) de Jorge Eduardo Benavides.- Aunque la impronta de Mario Vargas Llosa sigue siendo notoria en las novelas de Jorge Eduardo, en esta novela el montaje vargasllosiano se justifica en una trama de ficción histórica más bien compleja que incluye un tema tan boomero como es el del dictador del que Jorge Eduardo sale bien librado gracias al don de diseñar personajes con motivaciones concretas que superan a los argumentos –siempre menos atractivos que los protagonistas- de sus novelas.
Poesía peruana.
Este año prácticamente no he leído poesía peruana última, una de las desventajas (¿o ventajas?) del nuevo formato del programa. De lo poquísimo que he leído me queda la estupenda impresión del poemario de José Miguel Herbozo Los ríos en invierno (Premio Pucop) y la buena noticia de Propios como ajenos (Peisa), la antología de Antonio Cisneros, en formato bolsillo.
Periodismo peruano
He revisado varios de los libros de este rubro y descubro cosas interesantes, pero me parece que aún no alcanzan la agudeza de autores notables como Jaime Bedoya, Luis Jochamowitz, Ricardo Uceda, Toño Angulo o Julio Villanueva Chang. Destaco, sin embargo, el excelente trabajo de investigación de David Hidalgo en Sombras de un rescate (Planeta), y la rareza de las Obras Escogidas (PUCP) de un cronista precursor como es Cabotín.
Narrativa en castellano
El 2007 dejó en claro que la narrativa latinoamericana sigue en línea ascendente. Gracias a la apuesta por ella de editoriales fuertes, haciendo una mención muy especial a Anagrama, y de editoriales independientes con mucha fuerza en Argentina, México y España, la narrativa latinoamericana empieza a recuperar el espacio que tuvo durante el Boom, pero no con divos casi milagrosos, sino con obras en diversos registros, muy dinámica, de una calidad promedio admirable. Este año he seguido especialmente la literatura argentina última y la considero entre las mejores en cualquier idioma… ¡Y eso que no he leído aún a la tía Venturini! Más que una obra en particular, debería decir que la literatura argentina en general ha sido la estrella del año. Sin embargo, destaco tres novelas no argentinas que me han parecido de altísimo nivel.
1.- El Gran Vidrio (Anagrama) de Mario Bellatin.- La evolución de la obra de Mario Bellatin es imposible de seguir para quienes se quedaron en Salón de belleza. ¡Cuántos giros y rupturas se suman a sus obras desde entonces! Para mí el giro más dramático ha sucedido con la publicación de este libro que es, al mismo tiempo, un arte poética y una novela de evolución espiritual difícil de entender si se desconoce, o se menosprecia, el inocultable lado místico de la actual obra de Mario. Es también una autobiografía falaz, si se quiere, pero al mismo tiempo una autobiografía absolutamente demoledora y honesta en la que el artista es visto con lucidez como un freak.
2.- La fiesta vigilada (Anagrama) de Antonio José Ponte.- Un compendio de cubanidad, pero también de inteligencia, reflexión, sentido del humor. La novela que todos los latinoamericanos deberían escribir o intentan hacerlo. No hay argumento, el argumento es la reflexión misma y la historia de su país. Ponte es un gran contador de historias, como lo sabemos quienes hemos leído sus cuentos, pero sobre todo un agudísimo observador y descifrador de la realidad y los objetos, solo comparable en ese sentido a Bruce Chatwin o WG Sebald. Y este libro, junto con esa joya inhallable llamada Las comidas profundas, son de lo mejor que se ha escrito en castellano en los últimos años.
3.- Palacio Quemado (Alfaguara) de Edmundo Paz Soldán.- Luego de un par de delirios cibernéticos que hacían impredecibles las tramas, aunque siempre interesantes, Edmundo consigue cumplir con su anhelo de hacer una novela política. No sólo la trama es mucho más consistente que en sus anteriores novelas (pese a una coincidencia por ahí que no me pareció del todo lograda) sino que su protagonista, y sus verosímiles contradicciones, es el personaje más convincente de toda su obra. Además, la destreza para hilvanar con lucidez la reflexión política con las evoluciones de los personajes es, al fin, un triunfo que Edmundo buscaba desde hace muchos años.
Narrativa extranjera.-
En este apartado mencionaré las obras traducidas en el 2007, aunque las ediciones originales sean de años anteriores. Debo aclarar, sin embargo, que no considero dos libros que podrían cambiar mi decisión: en primer lugar, Vida y destino, de Vasili Grossman, que para muchos es realmente el gran libro del año pero que ningún miserable amigo ha querido traerme desde España porque “pesa mucho”. Y en segundo lugar, Las benévolas, de Jonathan Litell, que estoy leyendo de manera intermitente, alternando al mismo tiempo el amor y el odio.
1.- La carretera (Mondadori) de Cormac McCarthy.- Una novela que es como la dentadura de un perro: te muerde desde la primera página y, sin evitar el dolor o la angustia, te mantiene cogido hasta el final. Genial.
2.- Delicioso suicidio en grupo (Anagrama) de Arto Paasilina.- Este año me puse al día con las tres novelas de este extraordinario escritor finés partiendo por este libro publicado en castellano el 2007: la historia de un viaje alucinante en un bus rumbo al lugar más adecuado para suicidarse. El sentido del humor –un humor negro e ingenuo al mismo tiempo, solo comparable al de Kaurismaki- no oculta sino, al contrario, revela una ternura y una compasión por el destino de estos personajes dementes notable.
3.- El mundo de los prodigios (Libros del Asteroide) de Robertson Davies.- Es la tercera parte y el cierre de la Trilogía de Deptford de Robertson Davies. Y aunque su calidad no alcanza en excelencia a El quinto en discordia (la primera parte), sin duda es una novela excepcional. Si se considera la trilogía como un solo libro, este re-descubrimiento de un autor olvidado es de lo mejor que le ha ocurrido en años a España en ediciones de autores extranjeros.
Blogs
Solo mencionaré blogs en castellano, aunque este último medio año me he dedicado a leer sobre todo blogs en otros idiomas.
1.- El blog de Jean Francois Foguel.- Este periodista francés, impenitente viajero que este año visitó Lima, tiene un blog que es absolutamente imprescindible. Leerlo es un placer no sólo por la pertinencia de sus apreciaciones sino porque siempre está conectado con noticias realmente interesantes. Es decir, no hay “chauchilla” en su blog, como sí lo hay en casi todos los demás, sino que todas sus entradas tienen un aspecto aprovechable: si no es el punto de vista sí la información. Demás está decir que Moleskine Literario tiene una deuda muy grande con él por ser una fuente inagotable de notas.
2.- Puente aéreo.- El blog de Gustavo Faverón ha asumido, por un año más, en la reflexión y el comentario de temas literarios, que terminan rebotando en los medios y generando discusión. Casi todos los temas importantes literarios (especialmente los vinculados al Perú) han merecido un post en “Puente aéreo” y siempre con las virtudes de Gustavo: informado, documentado, y sobre todo impecablemente argumentado. Lamentablemente, los comentaristas no están a la altura y terminan tergiversando cualquier tema hasta sofocarlo. Aún así, gracias a las intervenciones de Gustavo y algunos otros comentaristas contados por los dedos, desde su aparición Puente aéreo es indispensable para la formación de opinión en la literatura peruana.
3.- Linkillo.- El blog de Daniel Link es un clásico en América Latina. Arbitrario, perverso, con un agudo sentido del humor, Link ha logrado hacer de su blog una actualización casi diaria de sus contundentes reflexiones sobre literatura o arte pero, sobre todo, en un mapa de referentes que traslucen la personalidad del creador que está detrás. Para mí, Linkillo es el modelo de lo que debe ser el blog de un escritor que es, al mismo tiempo, un consumidor de arte y un pensador contemporáneo. Por otra parte, algunos de sus post (como los dedicados a la breve estancia en Berlín) son auténticas joyas literarias en cualquier formato, como las que no suelen proliferar en los blogs
Hermoso resumen,muy simpático a leerse.
11:45 a. m.
El cielo de Capri me pareció una excelente novela. En qué no te convenció?
1:43 p. m.
Gracias por la mención, Iván. Persigo ese libro de Ponte por todas partes, sin conseguirlo. Es curioso que no se encuentre ni siquiera en Amazon o Alibris. En fin, te envidio esa lectura.
2:48 p. m.
Gustavo: creo que el libro tampoco se consigue ya en Lima, tuve suerte de conseguirlo.
Anónimo 11:45.- Me encantaría hacer una reseña del libro de Marcos y de otros aquí mencionados, pero no tengo tiempo. Y se necesita tiempo para decir algo negativo de un libro hecho con honestidad.
9:43 a. m.
Por favor, ya aburre con todo respeto Sr. Thays con su constante queja y crítica hacia los anónimos: que los anónimos abundan o saturan, que los anónimos u otros comentaristas tergiversan o malean las discusiones, en fin... Si tanto le molesta la participación de ellos o de los seudónimos (ojo, yo sí me llamo Eduardo) no dé cabida entonces a que ellos puedan participar en su blog. Claro, ello si tanto le molesta lo descrito por mí.
8:43 a. m.
El libro de Gamboa sí es muy interesante e indica una buena proyección, pero el de Adaui no está a ese nivel ni me pareció siquiera "interesante", que es una forma tibia de decir que no pasa mucho. El de Klatic no lo he leído, pero sí concuerdo en que el libro de Castañeda es flojo para lo que se espera de él.
5:19 p. m.
Pero dentro de tu recuento o resumen (bueno en su mayoría) faltó la mención de tus caseritos o comentaristas infalibles e infaltables, aquellos que inundaron de ingenio los espacios para opinar de tu blog, los que en mi opinión destacaron: Luching, PVLGO, Lagsa, Benigno Niebla, BRUTÍSIMO, tu fiel "Traducción", Guido Cuadros, entre unos cuantos más.
Saludos.
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