Vargas Llosa: el punto de partida
Antes de que pase el mes, quería volver a recomendar (lo hice en su momento) el número de Letras Libres de octubre dedicado a Mario Vargas Llosa (¿anticipándose con entusiasmo, quizá, al premio Nobel?) Un monográfico excelente que incluye testimonios de sus amigos, ensayos sobre él y uno del mismo autor, y una extensa entrevista de Alonso Cueto al autor. En ella encuentro este párrafo acerca de cuál es el punto de partida de muchas de las novelas de Vargas Llosa. Una contribución más a sus lecciones literarias:
Dice Vargas Llosa: "Cambia mucho. A veces es un personaje, a veces es una situación. En el caso de El Paraíso en la otra esquina, comenzó siendo la idea de Flora Tristán básicamente. Ya después eso se fue enriqueciendo con un contexto político, con paisajes, la historia del siglo XIX, los utopistas, el Perú. Pero al principio fue solamente el personaje. En otras novelas el punto de partida no ha sido el personaje. Por ejemplo, en La ciudad y los perros mi idea inicial era un ambiente, el mundo del Leoncio Prado que era un mundo autosuficiente, de mucha violencia, un mundo darwiniano donde los débiles son aplastados por el fuerte. Los personajes fueron surgiendo luego. En el caso de El hablador era un discurso. Cuando conocí a los esposos Snell en el Instituto Lingüístico de Verano, la primera vez que fui en el año 58, lo que me quedó en la memoria fue la historia que me contaron de un hombre que había llegado a la comunidad y que hablaba y hablaba toda la noche. Hablaba con un discurso absolutamente confuso y diverso donde se mezclaban anécdotas, historias, confesiones personales, comentarios, leyendas. Ésa fue la imagen que me quedó del hablador, ese hombre que habla y que va de pueblo en pueblo, de familia en familia, con ese discurso continuo en el que la gente se va reconociendo, que va como integrando a la comunidad. Pero al comienzo tenía sólo esa idea, no el personaje concreto. En Los cachorros la idea se originó en la noticia que leí en un periódico sobre la castración de un niño que había sido mordido por un perro. Lo que me interesaba era contar la historia de una herida que, a diferencia de otras heridas que se cierran con el tiempo, iba a abrirse. Yo tenía la idea de escribir una historia sobre el barrio y asocié la historia de la herida con la del barrio. Tenía el recuerdo de lo que había sido esa vida de pandilla de un grupo de chicos y chicas que crecen juntos y que siguen unos ritos. La idea de Pichulita Cuéllar, el protagonista de Los cachorros, se asoció de pronto a la idea del barrio y encontró ahí un medio ambiente donde encajaba. Eso me ha pasado en otros libros. Por ejemplo, yo tenía la idea de una historia sobre un anarquista frenólogo desde que leí un libro sobre el anarquismo español y descubrí que un grupo anarquista en Barcelona se había fascinado por la frenología. La frenología, tal como la concebían ellos, desmitificaba a Dios. Era la ciencia del materialismo según la cual el alma está en los huesos o en la cabeza. Esos anarquistas frenólogos me atraían mucho como personajes de una historia pero yo no sabía dónde introducirlos. Cuando escribí La guerra del fin del mundo pensé que allí sí cabían perfectamente, en un personaje como Galileo Gall. En la memoria hay como un gran desván de ideas diversas que con el tiempo se van asociando con otras y van encontrando su lugar en el proceso de escribir. A lo mejor son cosas que uno ni siquiera recuerda y que de pronto vuelven. Supongo que eso te pasa a ti también cuando escribes; tener una serie de ideas que almacenas y usas muchos años después..."
Etiquetas: alonso cueto, letras libres, mexico, NOTICIA, vargas llosa
GRANDE VARGUITAS!!!!
Ivan por favor un anuncio de servicio publico, el blogger RASHEED, que suele frecuentar la tienda park comics store, por favor que se comunique conmigo cuanto antes , necesito tu mail hombre soy
guido cuadros
salu2!!
o escribeme urgente a: malpractice27@hotmail.com
7:46 p. m.
Me da la impresión de que algo similar les debe pasar a casi todos los que escriben varias o muchas novelas. La diferencia está en el "feed back", la retroalimentación y consecuente enriquecimiento de la misma escritura. Eso sí obliga a establecer diferencias, desde peso pluma hasta peso pesado y allí sí las similaridades desaparecen.
» Publicar un comentario