Hoy en Vano Oficio
Dostoievski en un acudro pintado, ni más ni menos, que por Ernesto Sábato. Fuente: revista casa del tiempo Hoy en "Vano Oficio" leeremos juntos a un autor imprescindible del siglo XIX, diga lo que diga Vladímir Nabokov (quien no lo consideraba un escritor sino un "místico", con toda la ironía que quieran ponerle a esa frase), con quien me he reconciliado desde hace tan sólo un par de años: Fiodor Dostoievski y su novela Crimen y Castigo. Los invitados son el psicólogo Mario Zolezzi, el criminólogo y teólogo (¿había un invitado más perfecto para leer esta novela?) José Luis Pérez Guadalupe, y dos jóvenes autores peruanos de estirpe dostoievskiana: Max Palacios y Gabriel Rimachi.
Hoy a las 3:00 pm, ahorita nomás, pueden ver la repetición de este programa por Canal / TV Perú.
Etiquetas: dostoievski, gabriel rimachi, max palacios, VANO OFICIO
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on 7.26.2007 at 12:23 p. m..
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2:01 p. m.Sino pasaba por tu blog me iba a perder la repetición del programa. Es que en Trujillo se fue la señal el martes por la noche, y me sentí peor que Raskólnikov.
6:49 p. m.
Decir que Max Palacios y Rimachi son escritores de estirpe dostoievskiana no es excesivo sino absurdo: demuestra una ignorancia olímpica sobre la novela rusa clásica; es como pretender identificar al primer Iván Thays con Cocteau.
Uno lee las novelas de Palacios y colige que la ligereza de tono, desarrollo y estructura la hacen ilegible hasta la médula. ¿Existe algún dilema trascendente en su propuesta?
¿Es la obra de Rimachi un catálogo de interpelaciones morales y existenciales, con desarrollos ya no portentosos de psicología e interidad?
Espero mayor exigencia en sus post, en sus programas, y en sus críticas.
Edward Calvo
10:38 a. m.
me encantó el programa :)
siempre me inspira mucho, apunto todas tus recomendaciones sobre los libros que llegan, las mejores obras etc!
gracias!
ce
8:02 p. m.
Con ese "Espero mayor exigencia en sus post, en sus programas, y en sus críticas." el Sr. Calvo hace alarde de un cachaquerismo propio del ser autoritario. Yo le diria que no espere... ni envidie.
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