Sobre Tokio
[EL CULTURAL] Ya antes he comentado lo bueno que es el blog del escritor español Alberto Olmos, Hikikomori, al que llegue desde el "Boomerang" gracias a otro blog estupendo, el de Jean Francois Foguel. En aquella ocasión comenté que estaba próxima a publicarse su novela, por Lengua de trapo, Trenes hacia Tokio. Una de mis lecturas pendientes. Pues bien, ahora leo en El Cultural una reseña a la novela de Olmos escrita por Ángel Basante en la que destaca la peculiar forma en que está narrada (al parecer, siempre en presente y con frases cortas) como una opción de la que el narrador está plenamente consciente como lo prueba este párrafo citado de la página 164: "Permítanme que descomponga mi relato con la analepsis de mi jefe. Odio las analepsis y las prolepsis: para mí todo es presente narrativo porque todo me sucede hoy. Debo de ser rarito". El reseñista corrige al narrador diciéndole que no es raro sino simplemente que ha usado una forma de narrar, tan válida como cualquie otra.
Por ello mismo, de la reseña me llama sobre todo la atención el párrafo final: "sin embargo hay serios reparos que poner a este texto, por lo común correcto, pero con demasiadas banalidades sin trascendencia y que nos dice poco de la sociedad japonesa más allá de lo ya sabido por todos, aun teniendo en cuenta que lo aquí relatado se sitúa en el siglo XXI, pues hay referencias al centenario del Quijote en 2005, a la película Million dollar baby, a la tenista rusa Sharapova y a la novela de Murakami Kafka on the shore. Aunque ya estemos en una sociedad colgada de los móviles y de internet, enfangada en el sexo y la pornografía, sería de agradecer una mayor amplitud de miras y profundización en la sociedad japonesa." No he leído la novela, como dije, así que no puedo saber en realidad a qué se refiere con aquello de "demasiadas banalidades" pero por lo que el mismo reseñista ha explicado en su columna, me parece obvio que no debería esperarse ninguna "profundización en la sociedad japonesa" y menos una "amplitu de miras" en esta novela, como si fuera un libro de viajes escrita por un viajero del siglo XIX o, peor aún, y dios nos libre, por Saramago. Habrá que leerla.