MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Willy sobre Bill


[EL DOMINICAL] Guillermo Niño de Guzmán ha escrito en El Dominical un texto de recuerdo y homenaje a William Styron, que empieza con la frase "Bueno Bill, todo se acabó". Niño de Guzmán acepta que la muerte de Styron lo ha dejado muy desolado: "cuando se muere un escritor que nos ha acompañado durante tantos años, en las circunstancias más diversas, tanto en el umbral de la juventud como en la irrupción de la madurez, uno siente cierto vacío, como si hubiera perdido a un amigo."

Guillermo o Willy, como lo conocemos algunos, luego de repasar la trayectoria literaria de su tocayo Styron, se detiene a reflexionar sobre cómo era para él el oficio literario: "Afrontémoslo -señaló en una ocasión-, escribir es un infierno". A Styron siempre le fue muy difícil ejercer su oficio. Escribía a mano, lentamente, y se atascaba con frecuencia. Es posible que ello se debiera a la exigencia de sus aspiraciones literarias, pero también a sus tendencias depresivas. Hacia los sesenta años experimentó una aguda crisis que lo llevó al hospital y a la tentación del suicidio. La depresión que lo afectaba había estado al acecho durante muchos años, aunque el escritor pretendiera ignorarla. Para colmo, su búsqueda de un paliativo en el alcohol lo arrastró a una dependencia tal que, cuando su organismo deteriorado ya no fue capaz de resistirlo, al dejar de beber se hundió en un mar de tinieblas. Styron atravesó una etapa de sufrimiento atroz que revivió, en toda su crudeza, en Oscuridad visible: una memoria de la locura (1990). Según este testimonio autobiográfico, consiguió salir a flote gracias a una terapia intensiva y una adecuada medicación. Pero, de acuerdo con otras fuentes, el fantasma de la depresión se enquistó en su alma. Sucesivas recaídas acabaron por resquebrajar su salud, a tal extremo que en los últimos tiempos no sólo era incapaz de escribir sino de hablar."

El último párrafo es, obvio, una despedida: "(...) habrá que reconocer que William Styron fue un hombre valiente y lúcido, que no vaciló en criticar con severidad los abusos que su país perpetraba en otras partes del mundo. Como escritor, tuvo una trayectoria impecable, en la que la escasez de su producción era contrarrestada por la enorme fuerza e intensidad que irradiaban sus grandes y complejas novelas, talladas con el esmero propio de un orfebre. Te vamos a extrañar, Bill."
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