Hannibal indigesto
[RADAR] Una de las intrigas más inquietantes de la literatura universal acaba de resolverse, lamentablemente. Me refiero al origen del mal que moviliza al serial killer Hannibal Lecter, creado por Thomas Harris y llevado célebremente a la pantalla por Anthony Hopkins. Thomas Harris acaba de cometer la imperdonable torpeza, el sin sentido inexplicable, de conducir a su personaje hasta los orígenes (su infancia en Lituania y su adolescencia en Francia) en su nueva novela Hannibal Reising, para encontrar cuál es la punta de la madeja. El experimento, obvio, es rechazado de manera contundente por sus lectores, entre ellos Rodrigo Fresán para el suplemento Radar de "Página12". Al parecer, todo comienza con el asesinato y posterior canibalización, por parte de unos criminales a fines de la Segunda Guerra Mundial, de su hermanita menor Mischa. Luego se le verá estudiando medicina en París rescatado por un pariente, enamorándose de una viuda japonesa y amante del haiku (¿?) llamada Lady Murasaki, y en otras aventuras parisinas hasta que finalmente viaja al Continente Americano aunque, como anuncia un personaje al final: “el pequeño Hannibal murió en 1945 afuera en la nieve intentando salvar a su hermana. Su corazón murió con Mischa. ¿Qué es él ahora? No existe todavía una palabra para definirlo. A falta de un mejor término lo denominaremos monstruo”.
Se pregunta Fresán dolorosamente: "(...) consumida la última página con letras tan grandes, la pregunta vuelve a ser por qué. ¿Qué sentido tiene esta transparente y torpe novelization de una película producida por Dino De Laurentiis a estrenarse el próximo febrero y en la que Harris firma el guión? ¿Qué necesidad tenía Harris de quemar un platillo que antes le había salido tan pero tan bien al punto de haber conseguido con él uno de los grandes arquetipos literarios del mal, una creación a la altura de los grandes y más sanguíneos mitos del siglo XIX? ¿O tal vez es que Harris quiere que ahora sintamos por Lecter el mismo amor y piedad y comprensión que siente él obligándonos a reconsiderarlo como sufrido paladín y caníbal por culpa de un mundo cruel? (...) ". Como dice bien Fresán, aquel que alguna vez parecía un cruce entre Sherlock Holmes y Drácula, ahora parece más bien una suerte de Conde Montecristo mezclado con Batman.
Y ya que Harris ha terminado reduciendo a un clisé y una parodia de sí mismo a su genial creación, es bueno que la nota termine con ironía: "Nos queda una última y –a la luz de las evidencias– muy pequeña esperanza: Hannibal Rising es parte de un contrato de ocho cifras firmado en el 2004 por Harris a cambio de dos novelas. Tal vez más adelante –¿Hannibal Falling?– se explique todo este inexplicable despropósito. O tal vez, quién sabe, lo próximo se trate de un libro con canibalescas recetas de cocina firmado por un Lecter redimido y al frente de un show culinario de televisión".
En la foto, afiche de la previsible película que se filmará en el 2007.