Cierre de la FIL Guadalajara
[FIL GUADALAJARA] Como de costumbre, la FIL Guadalajara cierra con un éxito de ventas y de asistencia de público. Ahora mismo, estoy seguro, estarán preprando la fiesta en el recinto ferial para los que trabajaron en la FIL: habrá mariachis, bailarán la quebradita y regetton, y quizá por ahí algún andaluz se animará a cantar un fandango. Un cierre de lujo, además, porque el último autor invitado fue el genial novelista y ensayista holandés Cees Nooteboom, quien cerró el llamado Salón Literario con una presentación llena de bote a bote (como suelen estar las ponencias en Guadalajara).
El Salón literario, que fue abierto a fines de noviembre por la premio Nobel sudafricana Nadine Gordimer (quien dijo: "Qué tanto debe participar un autor o no, por ejemplo en un ataque terrorista, cuando todo el mundo está en riesgo, qué debemos hacer los autores?, debemos mantenernos como observadores en las guerras o los levantamientos sociales?), cerró con un Cees Nooteboom rememorativo que recordó que a los 17 años cogió una mochila y se fue de viaje para siempre. También declaró: "Es diferente viajar a ser turista. El turista tiene preparado todo, ya lo pensó, ya lo pagó; tiene dónde llegar y sabe el día que tendrá que regresar. Viajar es completamente distinto, es tomar un camión y no saber hasta dónde lo va a llevar. Sacrificas comodidades". Finalmente, también comentó su desprecio por las instantáneas de los viajeros (un desprecio que comparto). En ese sentido, dijo: "La fotografía es sólo un recuadro, un pequeño recuerdo, yo quiero ver todo".
En el diario El Universal le hacen una entrevista a propósito de su llegada a México y del libro Perdido en el Paraíso que presentó en la FIL. En la entrevista anuncia algunas de sus "notas de viajero" sobre la ciudad de Guadalajara. ¿Se nos viene un libro? "Estuve en la catedral de Guadalajara y anoté cosas, necesito hacerlo para después escribir. A lo mejor lleno un cuaderno y luego no uso la mayoría. Una vez fui a la Biblioteca Nacional de Argentina, donde trabajó Borges; era el día en que estaba mudando los libros a la nueva biblioteca. Encontré una serie de textos cuyo orden me reveló algo. Los anoté en la libreta, eran como 200. Ese mismo día me la robaron en un autobús y me dije: "Ahora estoy ciego, como Borges".