MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Resultado de encuesta


[ENCUESTA] La encuesta que coloqué hace unos días tenía un defecto clamoroso: puse a la novela de Alonso Cueto La hora azul como candidata a "La novela peruana del siglo XX más sobrestimada" a pesar de que dicha obra apareció en el 2005. Me di cuenta del error un día después -además, un lector también me lo hizo notar- pero no quise corregirlo para no volver a empezar todo de nuevo. De manera previsible, La hora azul se convirtió (con el 44% de los votos) en la elegida como novela más sobrestimada. Para entender la elección propongo dos hipótesis y una comprobación:

La primera hipótesis se basa, justamente, en el error que cometí: siendo La hora azul una novela aparecida apenas el año pasado, tenía todas las de perder frente a novelas publicadas varios años antes y ya "canonizadas" de alguna manera por la crítica literaria. La hora azul aún no alcanza ni el 10% de sus lectores y tampoco ha conseguido todavía una crítica seria, más allá de reseñas, que logren avalar su valoración. La segunda hipótesis es la siguiente: La hora azul ganó el premio Herralde, para muchos el premio editorial más prestigioso y serio de España, justamente cuando en el Perú se debatía entre los narradores criollos y andinos, argumentando los anti-criollos que esos escritores -cuya cabeza de serie era precisamente Alonso Cueto- eran mediocres. Un premio como el Herralde cayó entonces como un baldazo de agua fría. Tuvieron que cambiar de estrategia y se dejó de hablar de una "mafia" que mueve los medios de comunicación peruanos y empezó a argumentarse que los escritores peruanos exitosos se habían "vendido" a las editoriales extranjeras y las "malditas" transnacionales. Muchos de quienes tuvieron que comerse el sapo amarguísimo de que una editorial importante les calle la boca, suelen pulular por el mundo de los blogs (que al tener la opción del anonimato es un buen escondrijo de alimañas), como lo demuestra la existencia de blogs letrinas que administran algunos anónimos y aplauden otros con nombre propio. Por eso, no es extraño que en una votación anónima, esos sujetos hayan visto la posibilidad de una pequeña venganza.

Finalmente, la patética comprobación es la siguiente: un amigo me enseñó a hacer el seguimiento de los votantes. Durante los dos primeros días lo hice con curiosidad, y descubrí que el 75% de votos en contra de La hora azul provenían del mismo entorno, es decir de una misma cabina, de la sala con computadoras en alguna universidad, o de la misma computadora reseteada cada cinco minutos para votar contra Alonso. Por ello, mientras los votos del resto subían de uno en uno, los de Alonso, cada ciertas horas, subían de cinco en cinco. Mi amigo se ofreció a averiguar, a través del seguimiento de IP, el origen de aquella persona o grupo de amugos tan obsesionado en votar contra La hora azul; pero he rechazado la propuesta. Mis encuestas no pretenden convertirse en una trampa cazabobos, así que tranquilos muchachos y sigan mugiendo (y participando de la encuesta).
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