Juan Forn y los suplementos culturales
[LA JORNADA] Juan Forn es un escritor argentino al que se le debe, entre otras cosas, esa estupenda antología de narrativa argentina contemporánea titulada Buenos Aires que publicó Anagrama. Como editor, en los noventa dirigió la Biblioteca del Sur, colección de Planeta donde lanzó, entre otros, a Martín Caparrós, Rodrigo Fresán y la reedición crítica de la obra completa de Roberto Arlt, Leopoldo Marechal y Rodolfo Walsh. Pero para los que leemos Página12 todos los días, el agradecimiento principal hacia Juan Forn se debe al hecho de que fue el fundador y director de los estupendos suplementos Radar y Radar libros, de lectura obligatoria para todos los que están interesados en el periodismo cultural. La semana pasada lo entrevistaron en la mexicana La Jornada, otro suplemento interesante.
Y ya que Maribel de Paz, de la revista Caretas, ha expresado su opinión sobre lo que piensa que debe ser el tratamiento cultural en una revista de actualidad, dejemos que Juan Forn exprese la suya. Le preguntan "¿Qué debe ser lo más importante para un editor de un suplemento cultural?" y responde: "Para mí, tener una cabeza completamente abierta, muy amplia e indiscriminada, al límite de recibir acusaciones de total falta de criterio. Eso en el terreno del temario, de los contenidos. Y después, es decisivo ser hiperexigente en la escritura y el planteo de los textos. La clave es dejar atrás los preconceptos del periodismo y trabajar la idea de relato. Que cada artículo cuente una historia. Me parece que esa es la única manera de hacer un periodismo cultural sin fecha de vencimiento, o que aspire a no tenerla".
Luego le hacen la pregunta del millón de dólares (que Gustavo Faverón coincidentemente toca en un reciente post): "¿Qué posición deben adoptar los suplementos culturales ante la escasez de lectores? ¿Bajar su nivel, para no resultar demasiado selectos?". Juan Forn responde: "Esa idea es un lugar común, un prejuicio generalizado (...) Es verdad que la claridad tiene que ser un principio irrenunciable. Aunque un artículo sea barroco y toque un tema difícil, es fundamental que sea claro. Pero claro no sólo para que se entienda, sino para poder trabajar en un nivel alto y complejo. Lo que se necesita, en realidad, es que el lector muerda el anzuelo; una vez que pica, ya no va a pensar si es complicado o no. Lo importante es envolver al lector. Y ser un poco histérico: atraerlo, envolverlo, y enseguida decirle "no sé si esto es para ti". Bajar el nivel no, ese es el camino perfecto para el suicidio editorial o periodístico. Porque por otro lado, y hablo según mi experiencia, creo que siempre se debe hacer un esfuerzo para entender todas las maravillas que viven en el mundo del arte".
Más claro ni el agua. Gracias Juan.