MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Balo sobre los 50


[EL DOMINICAL] Entrañable el artículo que Abelardo Sánchez León le dedica al recuerdo de los poetas de la Generación del 50, motivado a raíz de la muerte de Pablo Guevara. Se titula "La adolorida Generación del 50" y en ella se resaltan "los poetas que se fueron", no sin antes aportar una visión personal: "Mi generación es la de los años 70 y ella surgió matando, si esa expresión tiene algún valor real, a los poetas del 50. En Palabras Urgentes, el documento primigenio del grupo Hora Zero, se les criticaba su obra y sus vidas (...) Sin embargo, los poetas de la generación del 50 fueron nuestros padres, además de ser unos muy buenos poetas. Ahora, después de décadas, el tiempo se ha encargado de enviarlos, uno a uno, a sus tumbas".

Luego, recuerda su relación (y su despedida) con los miembros más notables de esa promoción de poetas extraordinarios ya fallecidos: Javier Sologuren, Juan Gonzalo Rose, Paco Bendezú, Washington Delgado, Sebastián Salazar Bondy, Jorge Eduardo Eielson y Pablo Guevara. ¿Quiénes quedan? Carlos Germán Belli ("Quizá el poeta más regular y, curiosamente el más experimentador, sea Carlos Germán Belli. Belli es el amanuense, el hombre gris, de terno y corbata, que tenía horarios precisos en sus diversos trabajos burocráticos (...) Calvo, serio, parco, este gran poeta ha sido reconocido recientemente por la crítica chilena y ha recibido uno de los premios más importante del país del sur. Este gran poeta no ha podido recibir con alegría este reconocimiento, de alguna manera tardío, porque una de sus hijas acaba de perder la vida en un accidente de carretera (...) la vida de Carlos Germán transcurrió al lado del dolor físico, cuando desde niño supo de las limitaciones físicas y mentales de su hermano Alfonso, limitaciones que a la larga marcaron su mirada del mundo. En el caso de sus hijas, ese lustre inalcanzable, se refiere al cielo, este cielo del mundo siempre alto, que desea mirarlo "aunque sea en la cara de mis hijas"), Blanca Varela ("La muerte de los hijos es la pena de los poetas del 50. Blanca Varela, la parca, la extraordinaria poeta, sobrevivió a la muerte de su hijo Horacio en un accidente de aviación. Esa muerte fue como un latigazo en la cara. Fue un verdadero concierto animal en sus entrañas (...) A Blanca Varela me dicen que no vale la pena verla porque nos moriríamos de la tristeza. Blanca no es la de antes, me dicen. No puede hablar. No controla las palabras, e imagínate lo que eso significa para una poeta); Leopoldo Chariarse ("a Leopoldo Chariarse, si queremos verlo, habría que visitarlo en Alemania y escucharlo tocar el laúd, como cuenta la leyenda"); y Alejandro Romualdo Valle (" Alejandro Romualdo, más bien, otro de los sobrevivientes, anda encerrado en una casa del Olivar, en San Isidro").

En la foto, Leopoldo Chariarse en un evento yoga.
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