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Impresiones sobre encuesta


[LA REPUBLICA] Abelardo Oquendo publica hoy en su columna "Inquisiciones" las impresiones de tres escritores peruanos, presumiblemente algunos de los 20 invitados a elegir a los cinco del canon, que comentan los resultados de la ecuesta. Julio Ortega dice: "los primeros 5 [Vallejo, Arguedas, Vargas Llosa, Eielson, Adan] son el canon literario peruano donde se declara el consenso sobre su autoridad; los 5 siguientes [Varela, Westphalen, Ribeyro, Loayza, Moro], la reserva del canon, qe ilustra su ampliación, y los últimos 5 [Eguren, Bryce. Alegría, Hinsotroza y Mariátegui] la apuesta contra la idea misma del canon, su contradicción". Por su parte, Peter Elmore dice: "Salvo Vargas Llosa, todos [los cinco primeros] son escritores que no se sirven del lenguaje sino que luchan creativamente con él. Acaso la lucha de Arguedas sea la más ardua porque en ella está el drama bilingüe".

Mucho más polémico, Rodrigo Quijano compara los primeros ocho con los autores del mercado literario actual: "¿es correcto pensar que la literatura peruana vive un gran momento por los premios que acaba de acumular, o es más correcto pensar que acaba de ser amaestrada (o incorporada, para decirlo más amablemente) por el canon editorial español? No me cabe duda de que gran cantidad de libreros y lectores están de contentos; pero, a diferencia del viejo boom, que era diverso, hay algo estandarizado en el lenguaje y en la conceptualización de lo que se ha de narrar en esta literatura". Dice que lamenta mucho que no exista alguien que rompa ese molde y haga algo similar al gesto de Andrés Caicedo en Colombia con la novela ¡Que viva la música!. Una novela, por cierto, que yo leí de manera fortuita en 1994 (me la regaló en Barquisimeto otro escritor colombiano muerto prematuramente, Rafael Chaparro, autor de Opio en las nubes) y ya entonces me pareció envejecida y muy dependiente de autores como La Onda mexicanos (José Agustín, por ejemplo) o encabalgados y desesperados escritores norteamericanos de la generación beat. No quiero ni imaginarme cómo habrán resistido al paso del tiempo en pleno 2006 esos personajes fanáticos de los Rolling Stones, y su lenguaje coloquial, si hasta a José Agustín y a los mismos beats los siento, a veces, bastante envejecidos.

En la foto, Andrés Caicedo el modelo de Rodrigo Quijano de un anti-canon.
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